Cuándo las ciudades se quedan vacías, es sentir su armonía. Dejarse llevar por el silencio qué no incómoda, fluir con el medio natural qué sobresale. Los pájaros alegres cantan, acomodados al ambiente, ese qué aún a pesar de los contaminantes... Añadidos, se agradece. Es, la calma. Y así, las mariposas, los Pajaritos, los grillos, las plantas toman su espacio sin miedos. Revoloteando en él, acostumbrados... Al ruido. Se dicen. Es nuestro tiempo, es nuestro espacio, fluyamos. Un descanso profundo. Vivamos! . Pero, ya. Acomodados en la libertad qué nos pertenece. Un lugar qué por nosotros nos tomamos. Pudiendo en la diferencia notoria y simple. La libertad de existir sin alteraciones profundas. Ahí dónde podemos ubicarnos ahora. Se siente. Se percibe, y es un instante espacioso. Es. En armonía, la qué nuestra Alma inspira y necesita. Se hace y añade. Ahí en el posicionamiento más recóndito, recordando y liberando. Viviendo en lo qué sentimos. Nada más qué nosotros y lo v
Entra en un mundo real. La otra realidad.