Todos somos caminantes en está senda de Dios, dentro de diversas dimensiones, avanzando en ellas. Algunos perdidos, otros por un motivo muy especial o porqué toca estar. Aprender a vernos, viendo nuestras propias necesidades de superación, aprendizaje, renovación o de cambio nos permite avanzar hacia lo qué así determinamos y es necesario, superando y con ello evolucionando. Despistarse observando lo del prójimo, de apariencia, sin tener ni idea enjuiciando y poniendo trabas es un tiempo perdido para la persona qué así lo realiza y nada positivo para si misma, dejando de determinar y conseguir lo qué en verdad necesita para lograr avances satisfactorios y oportunos para ella y su ser evolutivo. La vida es una enseñanza en mayor menor medida, todo es consecuente a nosotros y lo qué se nos presente basado en nuestra forma de sentir, actuar y proseguir. La vida en sí misma nos lleva, condicionados a nuestra propia naturaleza y la de otros, teniendo qué ejecutar nuestro propio proceso e
Entra en un mundo real. La otra realidad.