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MIRAME A LOS OJOS Y DIME...


Graciela una mujer de 42 años, vivía con su marido y su único hijo Ricardo.

Trabajaba media jornada, en una casa realizando la organización de está, incluidos los trabajos de limpieza.Llegaba a su casa, extenuada de cansancio, pensando en lo que tenía que realizar en su propia vivienda, pero lo primero era calentar la comida para ella y para su hijo. Su marido comía fuera, no llegando hasta la noche, no teniendo tiempo para el dialogo, por lo que él, era para su trabajo y poco más, ella para su casa, su trabajo, su hijo con todo lo que conlleva, incluyendo gestiones derivadas de la casa.

Vivía el día a día, no teniendo tiempo para ella, solo se permitía el café de la mañana, que a veces era en un tiempo exprés, ya que lo hacia después de dejar a su hijo en el colegio, cogía su vehículo y se desplazaba a su lugar de trabajo, si le quedaba tiempo, hacia el café con sumo gusto ya que era su tiempo, su momento, en el que se permitía el" lujo" de desconectar y dialogar con las dependientas y las clientas del local.
Ese tiempo, era un pequeño rato, de alegría, distracción y desconexión.

Los fines de semana, no hacían nada en particular, lo dedicaban a realizar tareas, recados, compras que no se podían hacer de lunes a viernes. Su marido por motivos de trabajo casi siempre estaba fuera.

Iban pasando los días, las semanas, los meses...Perdiéndose entre ellos, lo esencial que debe existir entre una pareja. Graciela, lo notaba, se estaban distanciando el uno del otro, eso a ella, le llenaba de tristeza, pues se caso enamorada, con el pensamiento de que iba a ser para siempre. Se había formado entre ellos una barrera, infranqueable.
Intentaba acercarse a él cuando estaba en casa, para intentar hablar, incluso para darle muestras de su cariño, que aún tenía. Éste se mantenía absorto en sus papeles, frío, distante, incluso últimamente la apartaba de su lado para decirle que estaba ocupado, eso a ella, le fue llevando a un estado de pasividad ante la situacion, de conformismo, inconscientemente quizás, anulando la realidad, lo que ella no quería ver, por la dificultad de la solución, o la duda del después.
Iba haciendo el día a día, decidiendo, hacer algo para mejorar su vida, no quedarse anclada en la infelicidad.
Con su marido, no podía contar, ya que estaba siempre trabajando. Así que ese mismo fin de semana quedo con Sandra, una amiga y madre de un compañero de clase de Ricardo, quedaron el sábado por la mañana para ir a desayunar con los niños y después caminar un rato y ver tiendas por el centro de Madrid.

Cogieron el coche, dirigiéndose a una cafetería -confitería del centro.
Estuvieron charlando un buen rato de temas diversos.

Graciela hacia bastante tiempo que no se había dedicado un tiempo así para ella y su hijo, recordando la sensación que se siente, del descanso, del desconectar, de una buena charla, decidiendo hacerlo más a menudo. Salieron contentos del local, los niños delante y ellas detrás sin perderles de vista. Siguieron caminado, hasta llegar a la zona de tiendas.

Graciela, se notaba extraña, ya que desde joven, no había vuelto por esa zona, desde que salía con sus amigas de adolescencia.
Observaba todo, con gran interés, cantidad de gente, casi no se podía andar, ni mirar los escaparates, ni que decir tiene el hecho de entrar en una tienda, era imposible, todo revuelto y casi tenían que guardar tanda para ver el género.
Decidieron alejarse un poco del bullicio y fueron caminando por un paseo mientras hablaban.

Sandra, interrumpió la conversación para realizarle una pregunta a Graciela.
Graciela, ¿Aquel no es tu marido?
No, esta de via... quedándose a medias en el momento que dirigió la mirada hacia donde Sandra le estaba indicando.
Era una pareja, muy arreglada estaban cogidos de la mano,conversando con movimientos muy cariñosos entre el uno y el otro.
Se quedo observando, parada en medio de la calle, la pareja estaba enfrente, llevaban una maleta de color turquesa con dorados en las esquinas, igualita que la de su esposo, lo que no le quedo lugar a dudas, aunque ella no tenía la completa seguridad, porque su inconsciente no lo estaba asimilando bien.
No se lo podía creer.

En los primeros años de matrimonio, la familia de su marido, le abrió los ojos, ya que esté se iba de fiesta y con mujeres. Tuvieron una conversación como pocas, Graciela dejandole bien claro, que no se lo iba a volver pasar, le dio una oportunidad, ya que estaba embarazada de muy pocos meses de su hijo Ricardo.
Esto ya lo tenía olvidado, recordando en esos momentos, la sensacion que tuvo durante tiempo por dicho descubrimiento, costando-le mucho de volver a coger la confianza en él. Pero lo hizo.

Al observarlos como iban y entrando por la puerta de un hotel, sintió impotencia, un nudo en la garganta y en el estomago, ganas de llorar, ridícula, herida en todo su ser.

A ella, no le permitió ese cariño, que tanto añoraba, ni salir un fin de semana de viaje y menos de hotel. Cuando le nombraba el hecho para hacer, ponía el grito en el cielo, alegando que no tenía tiempo y demás excusas banas.

Aligero el paso, con lo que Sandra se percato que si debía ser el marido de su amiga, por el cambio en el rostro de Graciela.
Ella sabía lo que se sentía ya que su anterior pareja, también mantenía otra relación paralela a la suya, siendo el motivo de la separación de está.

No pudo reprimir hacer un comentario: " Hay que ver como trabajan algunos" mientras nosotras, estamos hartas de trabajar, de limpiar, de atender la casa, la familia y encima tan contentas.

¡Bueno eso de tan contentas!, "Se palpaba en el ambiente y yo sin querer darme cuenta, es una perfecta burla hacia mí y una falta de respeto impresionante", dijo Graciela, con voz truncada por la tristeza.
"Más que nada, por descubrirlo de esta manera y el sentimiento de engaño y perdida de tiempo que ahora tengo", le decía a Sandra.

En el fondo sabía que su relación estaba acabada hacia ya tiempo, pero lo que no lograba entender, porque, antes de tal engaño, el no le pidió la separación , era algo que no lograba asimilar.
Había estado viviendo en la infelicidad más absoluta, por ese motivo, su marido, no la amaba, quizás desde prácticamente el comienzo.
En ese momento le sobrevino a su mente, una decisión tomada.
Vamonos, le dijo a Sandra.
Cogieron a los niños, y decidieron irse a comer al restaurante de un gran centro comercial cercano.
En la comida no terciaron prácticamente palabra. Los niños, estaban un poco aturdidos por el silencio de sus madres, en la ignorancia del suceso, pero estaban contentos de poder comer juntos y de la novedad.

Pasaron la tarde juntas en casa de Sandra ya que el marido de está tenía que llegar, Graciela en su desengaño, se abrió a su amiga, contándole, que al poco tiempo de casarse conoció al sobrino de sus jefes una de las veces que vino a realizar un trabajo a Madrid, entablaron una amistad, pero ella vio, que cada vez iba a más, sintiéndose atraída por él, con lo que decido poner una barrera en la relación, ya que ella en esos momentos estaba casada con su marido, y tenía muy claro la fidelidad a su marido y el respeto a él.
En eso se basa el "contrato" del matrimonio dijo Graciela.

Para ella la visión de la mañana, fue el gran desengaño de su vida, pasando por su mente, pensamientos de claridad de lo que ella había sido capaz de sacrificar y el no.
Parte de su vida y de su felicidad.

Se despidió de la familia de Sandra y de ella, con una idea clara en la cabeza.
¡En lo que pueda estoy aquí para escucharte y para ayudarte!, le dijo Sandra. Entendiendo la situacion de su amiga.

Graciela, espero relajada y expectante la llegada de su marido.
Estaba previsto que llegara el domingo al mediodía, si no había ningún cambio, como en otras veces había ocurrido.

Estaba sentada en el sofá cuando esté llego.

¡Hola, uf que cansado estoy! Estas fueron sus primeras palabras.

Ella no dijo nada, se le quedo observando y le dijo:
" Si no te importa, siéntate, por favor".

Bueno, iba a llevar la maleta a la habitación, contesto.

No te molestes, le dijo Graciela.

¿Y eso? pregunto el marido.

Graciela se levanto, se dirigió hacia él y directamente, le pregunto, ¿mucho trabajo? ¿qué clase de trabajo?

El al observar el tono y el rostro de su mujer enseguida se percato que algo no iba bien para él.
Se puso a la defensiva,
¿ Como?¿Que clase de trabajo? ¿A que viene esta pregunta?
Si ya lo sabes, papeles con mis jefes en otras empresas y entrevistas con clientes.

¿Donde a sido esta vez?

En Bilbao contesto él.
Déjate de tantas preguntas ¿a que se debe esto?, le pregunto su marido, con un tono agresivo a la vez que subido de tono.

En ese momento, Graciela sintió temor, pues su marido no le había subido la voz de esa manera nunca, es más, pocas conversaciones habían tenido ambos, con lo que esa actitud para ella era nueva, creándole sorpresa y incertidumbre.
Pero no se dejo intimidar,
MÍRAME A LOS OJOS y dime con quien has estado los fines de semana incluido esté. ¡Sé sincero!.

Al observar a su mujer y la seguridad con la que hablaba, enseguida se dio cuenta, de que esta sabía la verdad. Bajo la mirada, su rostro cambio, sintiéndose entre la espada y la pared.
"No sé a que viene esto", respondió.

Lo sabes muy bien.
¡Mírame y dime, que has estado trabajando!

Sin mirarle a la cara, le contesto con tono altivo ¡He estado trabajando!

En ese momento, se abrió debajo de los pies del marido, una grieta enorme, por la cual, el se hundió.

Tomando vidas separadas, cada uno por un camino diferente.
Ella por el camino de la verdad en la búsqueda de su felicidad, y él por el camino que ya había elegido hacia tiempo.

Narración corta incluida en el Libro Cuentos con mensaje. Autora Montse Cobas. Editorial Cultivalibros.
Pídelo en tu librería habitual.
Un libro para no aburrirte ni perderte, con siempre, como dice su titulo mensajes dentro de cada "cuento" para ver y sorprenderte y otros... averígualo leyendo-lo. Encontraras mucho parecido con la vida diaria, además de acontecimientos futuros o ya pasados...

¡Que ingenuos podemos ser en según que circunstancias y situaciones de nuestra vida!

Todos los somos.

No por eso dejamos de ser seres muy importantes. Un abrazo a Todos.


LUNA SERENA.

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