Esta mañana a primera hora de la mañana me levante y después de hacer diversos trabajos me dispuse a subir la ropa para lavar.
La terraza donde tiendo la ropa estaba llena de luz por el buen día que ha hecho.
Con calor, ya, a primera hora.
A media mañana estaba realizando la limpieza del cuarto de baño en el cual tengo dos ventanas, las cuales estaban abiertas.
Escuchaba el zumbido de una mosca o abeja.
Al minuto me percate que no era una mosca, era una abeja. Agarré una toalla, abrí la ventana y con respeto y sumo cuidado la encamine fuera. Al exterior.
Enseguida cerré ambas ventanas. Pero al momento el zumbido se volvió a escuchar.
Observe y había otra dentro.
¿Pero bueno, que hacéis fuera de vuestro medio natural? Le dije con voz suave.
Sin pensar ni mucho menos lo que se avecinaba.
Volví a realizar la función anterior, solo que esta vez, me cerciore de que no hubiera ninguna más dentro. Cerrando por completo las ventanas.
A medía tarde ya con mis hijos en casa. El mayor subió a buscar varias cosas al cuarto de la terraza.
Bajo enseguida emocionado.
Mama, ¿has visto lo que tienes arriba?
No, ¿que tengo?.
Mira por la ventana.
Aparte la cortina de la ventana del pasillo y...
¡ Uf! me quede totalmente sorprendida. A la vez que un sobresalto se acuso por todo mi cuerpo.
En los hierros de la sujeción de las claraboyas de los patios que dan directamente a la terraza, se había aposentado, no se yo... cuantas abejas.
¡Por Dios!. Habían cientos. Todas juntas unas encima de otras y algunas más revoloteando alrededor para unirse a las demás.
¡Por eso entraban por la mañana!. Pensé
Estaban revoloteando arriba.
¡Algo las atraía!.Pensé.
Según parece una abeja reina se había instaurado en el hierro de la claraboya, atrayendo a todas las abejas que pudieran haber alrededor.
Era impactante verlas desde tan cerca y lo rápidas que habían sido.
A la mañana no había ninguna y a media tarde eran muchísimas.
Busqué información de lo que podía hacer, pues seguían llegando. Cada vez eran más.
Hice una llamada a la guardia urbana de mi localidad. Ellos me dijeron que si no estaban en la vía urbana no les correspondía y no podían hacer nada.
Lo mismo con los bomberos. Estos me dieron un número de teléfono de un apicultor, el cual podía venir a recogerlas.
¡Si recogerlas!
Las abejas están protegidas y no se pueden, ni deben matar, ya que ellas hacen un trabajo muy valioso para la permanencia de la vida en nuestro planeta. Polinizan las flores con el consiguiente hecho de la vida en la naturaleza y todo su entorno a la vez que de todo el planeta.
Una vez hice la llamada al apicultor, enseguida se presento para retirarlas.
Se coloco la ropa oportuna para que no le picasen y con una maquina parecida tanto en funcionamiento como en forma a una aspiradora las fue absorbiendo.
Las abejas eran aspiradas delicadamente del lugar donde estaban ubicadas hacia un recipiente de mediana magnitud totalmente cerrado.
Tardo cerca de una hora en recogerlas, llevándolas a un centro para realizarlas una revisión para observar si tenían algún parásito o enfermedad.
Una vez hecho esto le buscan una colmena para su vida y sus funciones, tan necesarias para el medio y para el ser humano.
Recordemos que ellas no dan la posibilidad de disfrutar de su miel con tantisimas propiedades. Del propolis, un potente antibiótico natural. De la jalea real, que es una secreción lechosa que sirve de alimento para la abeja reina conteniendo numerosas vitaminas y aminoácidos siendo un potente reforzante, ayudando a combatir el estrés. Del polen, con verdaderas virtudes terapéuticas, mejorando el tomo físico e intelectual, la resistencia fisica, aportando nutrientes y paliando ciertas carencias alimenticias.
Todos ellos con numerosas cualidades.
Este fue el suceso que una tarde ocurrio en mi terraza.
maricmasi.
.La siguiente información es David Hammerstein, Eurodiputado de Los Verdes
Conviene recordar la sabiduría contenida en algo que Albert Einstein dijo una vez: “si las abejas comenzaran a desaparecer, a la humanidad le quedaría pocos años de vida.” Es inquietante el hecho de que en el mundo entero las colmenas están quedando vacías y las abejas están desapareciendo progresivamente, y siendo que el 80% de las especies de plantas tienen flores que dependen de las abejas p ara ser polinizadas. Sin abejas no habría ni frutas ni legumbres. Las pequeñas abejas constituyen un eslabón fundamental en la cadena de la vida que quedaría rota sin ellas. Una de las funciones vitales de las abejas está en su participación activa en los procesos de regeneración del mundo vivo de las plantas. Este inmenso trabajo cíclico para la vida vegetal y las sociedades humanas hoy parece estar amenazado. En el último año ha habido una muerte masiva de abejas que está arruinando a gran parte de la industria apícola. En España han desaparecido más de 600 mil colmenas, en Estados Unidos más de un millón y medio de colonias han quedado vacías, en Alemania hay 25% menos colmenas y en Francia mil apicultores se ven obligados a abandonar su profesión cada año a causa de esta crisis. Los científicos se pierden en conjeturas sobre la causas de lo que llaman “el síndrome de colapso de las colonias”. Es evidente que el papel de los insecticidas ha sido un factor importante. Otra posibilidad considerada por algunos son las cosechas transgénicas de maíz que han incorporado genéticamente la función de un insecticida natural justamente en el polen que las abejas llevan a sus colmenas. Hasta se ha llegado a hipotetizar científicamente la pérdida de las abejas a las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil. Obviamente, los monocultivos intensivos (como los cítricos híbridos valencianos que vetan la presencia de colmenas), la modificación del paisaje con la desaparición de los prados y las masivas urbanizaciones han sido variables en reducir el hábitat de las abejas. Incluso, según algunas voces, la misma apicultura químico-intensiva de pocas variedades de abejas domésticas ha provocado mayor vulnerabilidad a las plagas y ha reducido la diversidad de las abejas silvestres, debilitando a ecosistemas en general. La falta de producción de miel en Europa ha aumentado la dependencia de la miel importada, sobre todo de la China. En los últimos años ha habido numerosas alertas sanitarias de la Comisión Europea ante la repetida presencia de altos niveles de antibióticos y de pesticidas prohibidas en lotes de miel china importada. Huelga decir que debemos exigir las mismas normas sanitarias a los productos de fuera que obligamos a nuestros apicultores. Podemos estar ante una seria amenaza de una triste “primavera silenciosa”, como apuntaba Rachel Carson hace 40 años, solo que esta vez sería sin el zumbido de las abejas y con una seria merma a la diversidad vegetal con consecuencias ambientales e económicas incalculables. Esta crisis exige una reacción institucional y científica fuerte y coordenada a todos los niveles.
http://funversion.universia.es/curiosidades/sorprendente/abejas.jsp
http://www.ava.com.ve/blog/?p=110
LUNA SERENA.
La terraza donde tiendo la ropa estaba llena de luz por el buen día que ha hecho.
Con calor, ya, a primera hora.
A media mañana estaba realizando la limpieza del cuarto de baño en el cual tengo dos ventanas, las cuales estaban abiertas.
Escuchaba el zumbido de una mosca o abeja.
Al minuto me percate que no era una mosca, era una abeja. Agarré una toalla, abrí la ventana y con respeto y sumo cuidado la encamine fuera. Al exterior.
Enseguida cerré ambas ventanas. Pero al momento el zumbido se volvió a escuchar.
Observe y había otra dentro.
¿Pero bueno, que hacéis fuera de vuestro medio natural? Le dije con voz suave.
Sin pensar ni mucho menos lo que se avecinaba.
Volví a realizar la función anterior, solo que esta vez, me cerciore de que no hubiera ninguna más dentro. Cerrando por completo las ventanas.
A medía tarde ya con mis hijos en casa. El mayor subió a buscar varias cosas al cuarto de la terraza.
Bajo enseguida emocionado.
Mama, ¿has visto lo que tienes arriba?
No, ¿que tengo?.
Mira por la ventana.
Aparte la cortina de la ventana del pasillo y...
¡ Uf! me quede totalmente sorprendida. A la vez que un sobresalto se acuso por todo mi cuerpo.
En los hierros de la sujeción de las claraboyas de los patios que dan directamente a la terraza, se había aposentado, no se yo... cuantas abejas.
¡Por Dios!. Habían cientos. Todas juntas unas encima de otras y algunas más revoloteando alrededor para unirse a las demás.
¡Por eso entraban por la mañana!. Pensé
Estaban revoloteando arriba.
¡Algo las atraía!.Pensé.
Según parece una abeja reina se había instaurado en el hierro de la claraboya, atrayendo a todas las abejas que pudieran haber alrededor.
Era impactante verlas desde tan cerca y lo rápidas que habían sido.
A la mañana no había ninguna y a media tarde eran muchísimas.
Busqué información de lo que podía hacer, pues seguían llegando. Cada vez eran más.
Hice una llamada a la guardia urbana de mi localidad. Ellos me dijeron que si no estaban en la vía urbana no les correspondía y no podían hacer nada.
Lo mismo con los bomberos. Estos me dieron un número de teléfono de un apicultor, el cual podía venir a recogerlas.
¡Si recogerlas!
Las abejas están protegidas y no se pueden, ni deben matar, ya que ellas hacen un trabajo muy valioso para la permanencia de la vida en nuestro planeta. Polinizan las flores con el consiguiente hecho de la vida en la naturaleza y todo su entorno a la vez que de todo el planeta.
Una vez hice la llamada al apicultor, enseguida se presento para retirarlas.
Se coloco la ropa oportuna para que no le picasen y con una maquina parecida tanto en funcionamiento como en forma a una aspiradora las fue absorbiendo.
Las abejas eran aspiradas delicadamente del lugar donde estaban ubicadas hacia un recipiente de mediana magnitud totalmente cerrado.
Tardo cerca de una hora en recogerlas, llevándolas a un centro para realizarlas una revisión para observar si tenían algún parásito o enfermedad.
Una vez hecho esto le buscan una colmena para su vida y sus funciones, tan necesarias para el medio y para el ser humano.
Recordemos que ellas no dan la posibilidad de disfrutar de su miel con tantisimas propiedades. Del propolis, un potente antibiótico natural. De la jalea real, que es una secreción lechosa que sirve de alimento para la abeja reina conteniendo numerosas vitaminas y aminoácidos siendo un potente reforzante, ayudando a combatir el estrés. Del polen, con verdaderas virtudes terapéuticas, mejorando el tomo físico e intelectual, la resistencia fisica, aportando nutrientes y paliando ciertas carencias alimenticias.
Todos ellos con numerosas cualidades.
Este fue el suceso que una tarde ocurrio en mi terraza.
maricmasi.
.La siguiente información es David Hammerstein, Eurodiputado de Los Verdes
Conviene recordar la sabiduría contenida en algo que Albert Einstein dijo una vez: “si las abejas comenzaran a desaparecer, a la humanidad le quedaría pocos años de vida.” Es inquietante el hecho de que en el mundo entero las colmenas están quedando vacías y las abejas están desapareciendo progresivamente, y siendo que el 80% de las especies de plantas tienen flores que dependen de las abejas p ara ser polinizadas. Sin abejas no habría ni frutas ni legumbres. Las pequeñas abejas constituyen un eslabón fundamental en la cadena de la vida que quedaría rota sin ellas. Una de las funciones vitales de las abejas está en su participación activa en los procesos de regeneración del mundo vivo de las plantas. Este inmenso trabajo cíclico para la vida vegetal y las sociedades humanas hoy parece estar amenazado. En el último año ha habido una muerte masiva de abejas que está arruinando a gran parte de la industria apícola. En España han desaparecido más de 600 mil colmenas, en Estados Unidos más de un millón y medio de colonias han quedado vacías, en Alemania hay 25% menos colmenas y en Francia mil apicultores se ven obligados a abandonar su profesión cada año a causa de esta crisis. Los científicos se pierden en conjeturas sobre la causas de lo que llaman “el síndrome de colapso de las colonias”. Es evidente que el papel de los insecticidas ha sido un factor importante. Otra posibilidad considerada por algunos son las cosechas transgénicas de maíz que han incorporado genéticamente la función de un insecticida natural justamente en el polen que las abejas llevan a sus colmenas. Hasta se ha llegado a hipotetizar científicamente la pérdida de las abejas a las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil. Obviamente, los monocultivos intensivos (como los cítricos híbridos valencianos que vetan la presencia de colmenas), la modificación del paisaje con la desaparición de los prados y las masivas urbanizaciones han sido variables en reducir el hábitat de las abejas. Incluso, según algunas voces, la misma apicultura químico-intensiva de pocas variedades de abejas domésticas ha provocado mayor vulnerabilidad a las plagas y ha reducido la diversidad de las abejas silvestres, debilitando a ecosistemas en general. La falta de producción de miel en Europa ha aumentado la dependencia de la miel importada, sobre todo de la China. En los últimos años ha habido numerosas alertas sanitarias de la Comisión Europea ante la repetida presencia de altos niveles de antibióticos y de pesticidas prohibidas en lotes de miel china importada. Huelga decir que debemos exigir las mismas normas sanitarias a los productos de fuera que obligamos a nuestros apicultores. Podemos estar ante una seria amenaza de una triste “primavera silenciosa”, como apuntaba Rachel Carson hace 40 años, solo que esta vez sería sin el zumbido de las abejas y con una seria merma a la diversidad vegetal con consecuencias ambientales e económicas incalculables. Esta crisis exige una reacción institucional y científica fuerte y coordenada a todos los niveles.
http://funversion.universia.es/curiosidades/sorprendente/abejas.jsp
http://www.ava.com.ve/blog/?p=110
LUNA SERENA.
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