Eran dos hombres, ambos amigos.
Uno era el típico pícaro que parecía no haber roto un plato en su vida. Y el otro le encantaba escuchar lo que este le decía, le hacia gracia oír sus palabras. Contaba lo que pensaba de uno y otro, nada agradable normalmente. A las mujeres las ponía tan solo como uso sexual, solo se fijaba en ellas por su libido medio contenida, no se privaba. Si podía hacia por arrimarse a ellas con un interés nada recatado, al contrario. Las jóvenes cuando se percataban se encontraban incomodas, apartándose inmediatamente de él. Algunas caían en sus redes por su encanto, su guiño de ojo totalmente atractivo y su aspecto tímido. Pero en cuanto lo empezaban a conocer, salían despavoridas pues iba siempre a lo mismo, algunas tenían serios problemas para que este las dejara en paz.
La misma apariencia de timidez y de bromista que daba ante las mujeres, la daba a su amigo, por eso se lo pasaba tan bien. Pensaba que era su forma de ser, sin llegar más lejos. Hablaba maravillas de él, pues sus ratos de ocio eran estupendos, se lo pasaba pipa, además de que le permitía ligar como ninguno uniéndose a sus juegos.
Pero un día una de las jóvenes conocidas de ambos, desesperada le dijo algo que no le gusto nada. Le comento que le dijera a su amigo que la dejara tranquila, que dejara de acosarla, que era un pervertido y un aprovechado, incluso que había intentado forzarla.
El amigo del pícaro se quedo descompuesto al oír las palabras de la muchacha, no se lo creía. Si que era verdad que veía que se arrimaba mucho a las chicas, sobre todo a las jovencitas, pero sabia que esté las prefería por su juventud e ingenuidad. Demasiado, ahora que lo decía la muchacha, pero de ahí a llegar a más. Total que la escucho, pero no la creyó.
A los pocos días el amigo quedo con el "pícaro" dentro de una discoteca. Quedaron dentro del recinto, pues el pícaro tenia que terminar un trabajo y no sabia a que hora podría estar.
Al amigo como le sobro tiempo decidió ir un rato antes para ver el ambiente y pasar un poco el rato. Se tomo algo en la barra y aburrido decidió darse una vuelta. A lo lejos sorprendido vio a su amigo y como había mucho ruido, decidió ir detrás de él. Conforme iba avanzando se fue percatando de algo, que no le estaba gustando nada. Su amigo iba detrás de una joven, ella intentaba alejarse pero el no la dejaba, la cogió de un brazo y la medio arrastras hacia una esquina del local, allí empezó a propasarse con ella. La chica intento desligarse de él, pero le era imposible, con las piernas y un codo la tenia inmovilizada. El amigo irritado, lleno de exasperación reacciono al instante.
Corrió hacia él y cuando llego al lugar donde estaban cogió a su amigo por detrás diciéndole totalmente encrespado, -¿Estas loco o que?
-¡ Suéltala!
-Déjame, si realmente lo esta deseando, no ves...
-¡Que la dejes! Le continuo diciendo irritado al máximo, atrayendo hacia si el cuerpo de su amigo.
La joven en ese momento se vio libre y aprovecho sin pensarlo para salir corriendo hacia fuera del local, llorando desconsoladamente.
El pícaro al ver que había sido descubierto en su actitud, se sonrió.
- Pero si solo era una broma, un juego, a estas jovencitas le van este tipo de situaciones, les gusta. Eres tan tonto que no te das cuenta de ello y por eso no te comes nunca un rosco. ¡A si te va!
El amigo que había estado ciego hasta ese momento, le dio un empujón a su amigo tirándolo hacia un sofá que había cerca.
-¡Que no me vuelva a enterar o ver que tratas así a las chicas, para la próxima te denuncio ante la autoridad!
-¡Tu no denuncias a nadie, y menos a mi, no sirves ni para eso!
-¡Quedas avisado! Continuo el amigo totalmente con el corazón fuera de sí por la situación que había observado.
El amigo dejo al pícaro tirado en el asiento y se marcho de forma airada. Caminaba rápido y lleno de desengaño y enfado. No se lo podía creer, lo que le había dicho la otra joven en días pasados era cierto. Empezó a analizar el tiempo que había estado con su amigo, ya daba señales de ello, pero no lo pudo o quiso ver, incluso cuando la joven se lo dijo tampoco. Estaba muy irritado consigo mismo. Sin pensar en ello, se fue a una comisaria cercana y allí denuncio lo ocurrido.
Cuando el policía fue a abrir expediente y dijo el nombre del amigo, salio que este ya tenía varias denuncias por acoso y algún cargo más. Se encontraba totalmente abochornado, había sido un ciego en todas condiciones y su amigo un pícaro agresor. Y esto es lo que realmente le molestaba, lo ciego que había estado hasta ese momento, y lo peor para él, no entendía porque.
maricmasi.
EnlaceS que puede ser de interés: http://www.suite101.net/content/mitos-sobre-los-varones-agresores-a8822
A veces creemos que no nos engañan porque quien lo hace es cercano a nosotros, confiamos, normalmente porque nos une algún tipo de lazo o simplemente porque damos esa prioridad. Nos mantenemos ciegos y creemos a quien no debemos creer, hasta que caemos en la verdad por nosotros mismos y la experiencia nos hace ver.
Las personas dan aviso de lo que son con sus actos, palabras. Mantenerse alerta ante ellos es una forma de precaver, aunque no siempre se puede, pues suelen llevar ventaja por lo dicho. Adelantarnos y saber hacer para nuestro propio beneficio nos permite no caer en sus trampas, ni engaños. Hay que ser muy intuitivos, decididos, listos y rápidos para poder defendernos o evitar algo que nos pueda perjudicar.
"El que evita, tiene mucho que ganar, sobre todo para su persona y su vida"
Buena música y buen ritmo, terminando la semana.
LUNA SERENA.
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