Ahora respiraremos suave, recordando nuestros tiempos logrados de paz y quietud,
armonizando-nos con la Madre Tierra y la Madre Naturaleza, serenos, sentimos cómo las hojas de los arboles se mueven al son del viento acompañándonos en esté instante, calma, armoniza, es la música la vibración que ellas mismas integran en la esencia haciéndonos llegar su armonía y su acompañamiento.
Son bondadosos, siempre lo son pero más en el tiempo que nosotros cooperamos con Ellos y los respetamos, uniéndonos en su armonización, para tal efecto. Conectan antes con nosotros qué nosotros con Ellos, pero en el momento que lo percibimos, lo buscamos y agradecemos, nos unimos y hacemos tiempos para ser compañeros de tarea en esté mundo visceral que está a punto de acabar tal cómo lo conocemos.
Son tiempos de reflexión, de darnos cuenta de muchas situaciones, sobre todo para los qué no eran conscientes, de hasta que punto no se iba bien, en está vorágine formada por intereses creados.
Estábamos destruyendo destruyéndonos, hasta que la situación ha llegado para poner fin encauzando la conciencia propia y del mundo.
Seamos pacientes y bondadosos, con nosotros mismos y con el resto, es tiempo de aprender lo no aprendido.
Muchas bendiciones.
Namasté.
por Montse Cobas.
No hay nadie exento, nunca lo ha habido.
Sólo los recluidos en la Divinidad.
Vuelve al principio de esta entrada, sigue percibiendo, sigue notando cómo no estamos solos, nunca lo hemos estado, estamos sanando, aprendiendo a hacerlo.
El Amor en Ti.
El Amor en Mi.
Comentarios