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Restructura cada parte de ti mismo, qué dejaste dañar sin darte cuenta, observa cada una de ellas,
intégrala en ti, y dile, lo siento, te amo, perdóname, gracias.
Abraza emocionalmente tu sentir, ve como se regenera cada zona, cada molestia o dolor qué suelta lo que te molesto o perjudico.
Es el momento de hacerlo, de ser consciente de nuestros sucesos, de nuestro pasado intrínseco, adueñado de nosotros mismos, ese qué se quedo en nosotros, sin darnos cuenta, y escuece sin verlo, es y fueron malestares que recogimos de nuestros estados emocionales, de los actos o palabras de otros inesperados y qué no supimos gestionar, ahora, con el tiempo y la consciencia de lo qué es y fue, dejamos qué salga lo ocasionado en nosotros, a la trasluz, iluminándolo, sanándolo y sintiendo lo que ha generado y genera ahora en nosotros, es un camino interior propio qué al darnos cuenta de su existencia, podemos ir a él para sanar, liberar lo qué ocasiono, dando las gracias a un perpetuo aprendizaje qué nos dejo, ahora en paz, seamos nosotros mismos, y nuestras secuelas liberándolas, asimilándolas y dejándolas ir, para transitar en un periodo mejor, de estabilizar y reconocer lo qué fue y ya no es.
Namasté.
Todos almacenamos lo qué no esperábamos almacenar y no quisimos hacerlo, es inconsciente, y crea, ahora es hora de admitir, qué todo genera y qué todo se suelta y se va.
Si somos conscientes.
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