A veces, intentas analizar en el silencio, sucesos, actos y situaciones, que están en nuestra vida, sin encontrarle ni pies ni cabeza, sólo queda, que las partes relacionadas, se ven influenciadas, por todo lo que son, por todo lo que saben, y no saben, que lo último, el no saber, es mucho más que lo qué conocen verídico, entender lo que en verdad es, pudiéndote encontrar en un camino sin salida, y entonces, surgen un sin fin de emociones, que se anquilosan en la persona, entre ellas, la impotencia, la melancolía, la tristeza, deseos que ocupan nuestro entorno, incluso nuestra alma intrínseca, aún muchos no entiendan este termino, pero ahí se halla, todo lo ambivalente, lo necesario para nuestro crecimiento, no solo interno, como persona, sino nuestro crecimiento personal, permitiéndonos, ser lo que no sabemos que somos, y qué existe, pero no queda más que desarrollar la paciencia, intentar entender, y entendernos, sí obras, mal, y sino obras, a veces también, hasta que no encu