Mico era una gato malcriado, que había vivido siempre a sus anchas, haciendo lo que quería y lo que no le dejaban o sabia que hacia mal, lo hacia a escondidas, sin que nadie se diera cuenta, engrandeciéndose, por todas las victorias conseguidas, que eran todas, ya que había cogido una enseñanza en picaresca y trampas, asombrosa.
No soportaba perder, cuando se veía en riesgo de ello, no te preocupes, que él siempre ingeniaba algo para entorpecer el triunfo de otro aún a costa de la perdida de las pertenencias del otro para quedarselo él.
Así, tenia su casa, llena de utensilios, alimentos que se iban descomponiendo, por no poder comerlos todos , habiendo un olor peculiar dentro de está, ya que no se dignaba ni a recoger ni a mantener una limpieza adecuada de ella.
Un día, cansado del lugar que habitualmente frecuentaba, ya que allí, todos lo conocían, evitando encontrarse con él, se dirigió al pueblo de al lado, cogió un atajo que estaba realizado por los zorros del lugar, llegando enseguida a una gran casa.
Necesitaba, nuevos gatos y ratones a los que poder engañar, y así disfrutar como un cobayo, era lo que el necesitaba, ello le impulsaba, a buscar nuevos riesgos, nuevos sitios para realizar sus hazañas y fechorías.
Delante de la gran casa, quedo observando-la totalmente fascinado. Por su cabeza, paso un sin fin de pensamientos, entre ellos, lo que podría conseguir, si lograba entrar a ella,
¡Qué grande es! debe de haber dentro grandes maravillas, e de lograr entrar.Pensó.
Observo los alrededores, para ver la forma, vio un gran árbol, que estaba pegado a la casa, por ahí, vio la manera. Se dirigió corriendo hacia el, trepo rápido por su tronco, agarrándose con sus zarpas, fuerza no le faltaba, más, pensando en lo que podía encontrar dentro.
Cuando ya llevaba la mitad del árbol ascendido, vio una gran ventana, estaba entre-abierta y aunque, tenía unas grandes rejas, afino su cuerpo felino, logrando pasar, con el consiguiente, orgullo, de haber podido entrar. Se reía por lo vaginí...ji ji ji ji... lo logré.
Así hasta que vio la puerta de la cocina.
Se arrimo a ella, con su olfato al 100% dio con la nevera, una gran nevera, si señor, pensó.
Con sus patas delanteras, hizo la forma de abrirla pero no lo conseguía, "vaya pues sí que va fuerte".
Miró a su alrededor, vio la mesa de la cocina, salto encima de ella , desde allí, hacia la asadera de está, se engancho fuerte a ella, y haciendo fuerza con sus cuatro patas, logro "al fin" abrirla.
Se introdujo en ella, asombrado, por la cantidad de comida que había dentro, había un cierto olor a mar, que al principio, le hizo echarse para atrás, pero al ver que era lo que olía de esa manera, se acerco.
Haciendo la boca agua, se relamía ante la intención de coger la pieza de pescado que había dentro de un recipiente, estaba en la intención, cuando la luz y la puerta de la nevera, se cerro.
Era la asistenta, que protestaba por lo bajo, "siempre dejan la puerta entre-abierta, luego se estropea la comida, que lastima",
El gato, ante la ceguera, empezó a tantear con las patas para encontrar la orilla de la puerta, apretaba y apretaba, mientras, su pelo se iba erizando del frió que hacia dentro. Sus bigotes, se le iban acartonando, con posos de humedad, eso no le gustaba nada, estaba muy incomodo, ante la situacion de no poder salir de allí.
Y más bien, del frió que sentía en su cuerpo, era la primera vez, que le pasaba una situacion así.
Empezó a inundarle una emoción de mal humor, zarpe-o, y zarpe-o, con todo lo que estaba a su alrededor. Saltaba con fuerza hacia las paredes de la nevera, incluida la puerta, hasta que esta cedió y se abrió, salio encogido de dentro, al notar el cambio de temperatura en la cocina, salio disparado, buscando una salida. Seguía de mal humor y cuando ya había recorrido parte de la casa, pensó:
¡Sere tonto, y no he cogido ni un trozo de! ...
Ya dándose la vuelta, dirección otra vez hacia la cocina, se encontró con que su cola, se había enganchado con algo, estiraba, estiraba, y no podía soltarse, giro parte de su cuerpo, para ver a lo que estaba cogido, cual fue su sorpresa, que era un gran perro, con cara de pocos amigos.
Se enzarzo en una lucha con él, pensando en dejarlo cao o despistado para poder salir libre, pero no fue así.
El perro lo cogió con la boca, sin ansia de hacerle daño, pues si hubiera querido, lo habría hecho, ya que tenía potencia para ello y sin pensarlo demasiado...
Se dirigió a la puerta de salida y con gran fuerza, lo hizo saltar por encima de la reja de la casa, sacándolo al exterior, de está.
Mico, estaba, magullado por todos lados, no comprendía, la situacion, el porque le pasaba ... ¿ como podía ser?
Siempre, me han salido las cosas bien, no comprendo...
Lo que le pasaba, es que no estaba acostumbrado.
Se dirigió, paticojo hacia un avuguero, que había visto, al otro lado de la calle.
Pensó que era momento de descansar, para recuperarse, de tal mala pata, nunca mejor dicho.
Entro en él sigilosamente, encontrándose, con un ratón, que estaba comiendo-se un trozo de queso, este no se percato de su presencia, ya que estaba en la función de comer, pero si que se percato del olor a pescado que se había introducido en su lugar.
De re-filón, visualizo al gato, y cuando esté se disponía a quitarle el trozo de queso, el ratón lo agarro, fuertemente dirigiéndose hasta el final del otro lado.
Mico, no se esperaba, la reacción del ratón, y en vez de coger el queso, se estampo contra la pared, sus pelos cada vez estaban más estropeados.
¡Qué ratón más listo? cavilo.
Para él eso era demasiado, nunca se había visto en esa situacion.
Busco la salida y se dispuso a salir... cuando algo se abalanzo sobre él.
¿Pero...que? ...
No le dio tiempo a nada, solo zarpeaba de un lado a otro para intentar soltarse de lo que esta vez le había cogido, no podía, pero aún así seguía, intento darse la vuelta para ver lo que era,
¡Huy! ¿Que es?
Un animal más grande que él, no lo conocía, vio que tambien tenia grandes bigotes, así, que intento utilizar las técnicas que utilizaba con sus gatos vecinos, se engancho a sus bigotes, estirando, estirando...
Dándole buen resultado, este, lo soltó enseguida, y se quedo atrás relamiéndose los bigotes para disipar el dolor que sentía , mientras Mico corría todo lo que podía.
Mico salio sin saber donde dirigirse después de los tras pies que llevaba sufridos.
Caminaba sin rumbo fijo, no sabiendo donde se encontraba.
Cuando estaba anocheciendo, vio a lo lejos una ardilla, que llevaba algo entre sus patas, pensó que sería presa facil, era más pequeña y más débil, cavilo. Pero, no se paro a pensar en la situacion en la que se encontraba.
Después de todos los incidentes sufridos, seguía con su idea de conseguir su fin sin ningún problema.
Se adelanto a la ardilla con intención de comerse-la de un solo bocado, incluido lo que llevaba entre sus patas, pero esta lo vio venir, hizo un giro y se subió a un árbol cercano, el gato la siguió.
La ardilla conocía bien el árbol, así que saltaba de rama en rama con una intención, menos cuando llego a una, en la que se quedo posada a su espera.
El gato ante la posibilidad de cogerla en ese momento, salto directamente, hacia ella, era una rama que estaba medio rota. Al saltar el gato, que pesaba más, esta termino de ceder, así que el gato se precipito al vació, cayendo a una altura considerable, fue directo a un gran hoyo, en el cual tiraban cada día las hojas y plantas deterioradas del lugar.
Allí estuvo varios días, hasta, que se acercaron los jardineros a tirar nuevos residuos orgánicos, Mico se había colocado en una esquina en espera de buscar una salida.
Al caer las hojas y ramas, hizo que la altura fuera menos lejana a la salida del hoyo, este fue subiendo como pudo, dando saltos debiles para poder salir de allí.
En uno de esos saltos una de las ramas, salto de tal manera que quedo anclada entre los posos y el comienzo del hoyo, lo cual aprovecho.
Subió por ella, dirigiéndose no sabía donde, para encontrar otra vez el lugar donde vivía.
No le quedaron más ganas de hacer más pericias, solo quería encontrar su pueblo, con la intención de un cambio de actitud después de las experiencias vividas.
Los sucesos acontecidos y el tiempo que estuvo en el avuguero, le hizo pensar, el hecho de que el salto de la rama le diera la oportunidad de salir de allí él lo vio como una victoria inducida por la suerte.
Cuando por fin encontró su pueblo, y quiso terciar amistades con los integrantes de este, se dio cuenta de que tenía una ardua faena, ya que todos se alejaban de él, viendo, que iba a ser un trabajo muy dificil conseguir compañeros y amigos de su entorno próximo, por sus actitudes del pasado a esté.
El orgullo precede a la caída. O' Neill.
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