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NARRACIÓN, LA NECESIDAD


Suna era una mujer de mediana edad, que vivía apartada de la ciudad en una casa en medio de las montañas de Perú.
Para realizar sus compras tenía que desplazarse a pie durante casi una hora hasta llegar a la primera tienda de comestibles. Este recorrido lo hacia una vez al mes, pues ella cultivaba sus tierras de las cuales se alimentaban y de las que obtenían algún ingreso con la venta de lo que recolectaba, a la vez, del pequeño ganado que mantenía.
Sus tres hijos le ayudaban a ello cuando llegaban de la escuela situado en una aldea cercana, la cual estaba a 15m de su casa.
Suna había enviudado hacia dos años, añoraba a su esposo, pues habían tenido una relación muy estrecha, armoniosa, y de mucho amor. Todavía por las noches, cuando se acostada sumamente cansada, lloraba su ausencia, recordándolo en sus mejores momentos.
Los niños de corta edad, todavía no lograban entender la ausencia de su padre, deseosos de volverlo a ver, situacion que todavía más apenaba a su madre.
Ella se pasaba el día cosechando las tierras, pastoreando el ganado y haciendo la comida para sus hijos, para cuando llegaran de la escuela, intentando estar un rato con ellos a su llegada.
Hablaban de lo que habían hecho durante el día.
Tanto los unos como los otros, siempre tenian cosas que contar, Suna los escuchaba tranquila y emocionada, pues le encantaba escuchar las experiencias de sus hijos, ver en la forma y espontaneidad con que lo decian, eran su fuerza para seguir adelante.
Todos le recordaban con sus formas y sus rasgos en su pequeño cuerpo y en su rostro a su esposo, lo cual para ella, era como si aún estuviera con ella.
Un día empezó a encontrarse mal, pensó que a lo mejor le había sentado mal alguna comida, se preparo una infusión y con esfuerzo siguió las tareas cotidianas del día.
Pero al llegar la tarde, estaba peor, se encontraba muy cansada y a la vez mareada, con lo que se vio obligada a acostarse en la cama.
Los niños como de costumbre a la salida del colegio se dirigieron al terreno en el cual su madre estaba cada tarde con el ganado, para ya desde allí, irse a casa juntos.
Cuando vieron el terreno vació, su cara les cambio, el corazón les dio un vuelco, pues era la primera vez que su madre no estaba allí.
Al principio se encontraron un poco perdidos, no sabían lo que hacer, pero Anut, el mayor, dictamino de marchar a casa, ya que si no estaba, ya no vendría, pues la hora de recoger el ganado estaba próxima.
En su mente el pensamiento de que algo debía de haber ocurrido estaba presente.No dijo nada a sus hermanos para no preocuparles. Los cogió de la mano, decidiendo hacer una carrera para ver cuanto tiempo tardaban en llegar a casa.
Los pequeños se cansaron enseguida, frenando el paso a mitad de camino.
Por fin visualizaron su casa, corriendo se acercaron a ella, gritando por su madre.
Mama, mama, ¿donde estas?
Al entrar vieron que en la cocina no estaba, en el comedor tampoco, se aligeraron de ropa y subieron las escaleras con rapidez, siguiendo con voz fuerte y angustiosa llamando a su madre, pues ella no contestaba.
Una vez, miraron en sus habitaciones, se dirigieron a la de su madre, allí estaba, acostada en la cama.
Anut se acerco a ella, estaba envuelta en sudor, su rostro estaba rojo a la vez que estaba todo mojado, las ropas que tenía puestas estaban todas humedecidas, al tocarla, se dio cuenta que estaba ardiendo.
Mama no esta bien, dijo a los menores.
¿Que le pasa Anut? pregunto Soni, el más pequeño de los tres.
No lo sé, quizás este costipada.
Dirigiéndose a su hermana, le dijo, Mani ves abajo y trae agua fría de la fuente.
¿Como la traigo? pregunto Mani en su inocencia.
Fuera hay un barreño que utiliza mama para lavar la ropa tráelo mediado de agua, rápido.
¿Yo que hago?pregunto Soni.
Abre el armario de mama, busca una sabana que este vieja.
Soni se dirigió rápido al armario, lo abrió y empezó a rebuscar entre todas las piezas que había.
Enseguida encontró una sabana de cuna, al ver que no era muy grande la cogió.
Toma,
Anut, la cogió entre las manos e intento romperla, no pudo, la doblo en un trozo pequeño.
Mani apareció por la puerta, llevaba el cubo cogido con las dos manos, se había mojado los pies al subir por las escaleras con él, ya que pesaba para la fuerza que tenía la pequeña.
Anut, se dio cuenta de que se había mojado, mandando a su hermana a su habitación para que se cambiara de calcetines y de zapatos.
Esta accedió a regañadientes, pues quería ver lo que Anut iba a hacer a su madre.
¡VES! le dijo en voz un poco subida de tono.
Ante la forma que tuvo su hermano, no se lo pensó, salio corriendo hacia su habitación en busca de ropa seca.
Anut, cogió el trapo envuelto y con el mojado se lo iba pasando por todo el cuerpo a su madre, sobre todo por el rostro.
Es lo que ella hacía cuando alguno de los tres enfermaba, obrando por imitación, pensando que era lo adecuado.
Los tres se mantuvieron al lado de ella toda la tarde.
Ya entrada la noche, fueron a buscar pan al baúl, había bastantes bollos, pues su madre hacía poco que había hecho una hornada. Aún habia leche ordeñada de la mañana, así que esa fue la cena de ese día.
Anut, salio fuera, mientras sus dos hermanos quedaban al cuidado de su madre, busco unas vainas cercanas a la casa, que tenían un zumo que su madre se lo ofrecía cuando enfermaban, incluso cuando venían de camino de traer al ganado, picoteaban de ellas. Su madre siempre les había dicho que estás, eran muy sanas y que curaban todas las enfermedades, así, que Anut, lleno una cesta de ellas.
Llegando a casa, las exprimió con sus manos lo más que pudo, echando el liquido que había conseguido en una pequeña taza.
Subió con él a la habitacion donde estaba acostada su madre y entre los tres intentaron que está bebiera un poco incorporándola lo más que pudieron.
Casi no podían con ella, al ver que al intentar dárselo por la taza, esté se le caía, fueron a buscar una cuchara, introduciendo-le el zumo cucharada a cucharada.
Al principio lo rechazaba, pero al ver la humedad y el sabor dulzón que tenía, fue abriendo la boca y tragando poco a poco.
Ya bien entrada la noche, cansados, los tres se acurrucaron en la cama con su madre, los dos más pequeños, a un lado de ella y Anut a sus pies, pues era el que se iba levantando para ofrecerle zumo y para enfriar su rostro con el trozo de tela que habían formado para ese fin.
De madrugada, Suna se movía inquieta en la cama, hablaba en sueños, no se le entendía, estaba empapada de sudor, la cama estaba tan húmeda, que los niños no sabían que hacer para cambiarla, pues hasta ellos notaban la humedad, pesaba mucho para poder mover-la.
Soni, bajo rápido al sofá del comedor, allí había muchos cojines que su madre había tejido en su tiempo libre, cuando ellos aún no habían nacido, agarró los que en sus brazos y regazo cogieron, subiendo despacio las escaleras pues estos no le dejaba ver las escaleras, con temor de tropezar y caerse..
¿Dónde vas con los cojines? le pregunto Mani al verlo entrar por la puerta,¡ aún te caerás!, ¡ni tan siquiera se te ve!
Los puso en el suelo a la orilla de la cama de su madre, era una cama baja de madera, así que pensó, que entre los tres podían echarla sobre los cojines encima de una manta, para poder cambiar la cama y a la vez ponerle una ropa seca.
Así lo hicieron, buscaron sabanas limpias y quitaron las mojadas, encima de estás pusieron una tela acolchada que tambien había tejido su madre, para que absorbiera el agua que desprendía. Mientras tanto Mani, busco una camisola para cambiar a su madre, con cuidado le quito la ropa empapada. Suna empezó a temblar, Soni al verla así se preocupo.
¿Qué le pasa a mama? con gesto preocupado, pregunto a sus hermanos mayores.
Todo es de lo mismo, cuando tú te pones enfermo, tambien te pasa, tranquilo, contesto, Anut.
Anut y Mani se apresuraron a cambiar a su madre la envolvieron en una manta seca que sacaron del armario y incorporándola la sentaron arrimada a la cama, subieron primero el cuerpo y luego las piernas, con esfuerzo lo consiguieron, cayeron sentados a la orilla del lecho, descansaron un poco, se levantaron y la taparon con una sabana.
Seguidamente se volvieron a acostar.
Suna, durante la noche abrió ligeramente los ojos, a su lado derecho vio a sus pequeños, y girando la cara al lado izquierdo volvió a sumirse en un profundo sueño, al rato, abrió ligeramente los ojos en medio de la oscuridad, observo que alguien estaba sentado a su lado, notaba que la cama estaba más baja, pensó que era uno de sus hijos, intento abrir algo más los ojos, lo hizo con tranquilidad.
Vio a alguien que destacaba en la noche, era una forma blanca con forma humana, no era un niño, desprendía un aura del mismo color, sus ojos se cerraron despacio, pues el cansancio le pudo. En ese momento noto como en su cuerpo, entraba un golpe de luz blanca con tonos amarillos, entro fuerte acelerando su corazón, fue como una explosión de esa luz inundando-la por todo su interior, volviendo a sumirse en un profundo sueño.
A partir de ese momento, estuvo mucho más tranquila, la fiebre fue bajando.
Los niños se despertaron ya entrada la mañana, pues estaban rendidos, lo primero que hicieron fue ver como estaba su madre, enseguida se dieron cuenta de que ya no estaba empapada, su respiracion se habia hecho tranquila y uniforme.
En voz baja Mani dijo a sus hermanos, ¡parece que esta mejor!
Pero no despierta prosiguio Soni.
Déjala descansar, voy a buscar más vainas, tu Mani, ves a ordeñar la cabra, para desayunar algo y luego intentaremos darle más zumo, veremos si despierta, tú Soni, vigila, que ahora venimos.
Los dos hermanos mayores se marcharon, Soni se quedo al lado de su madre, que al poco rato se empezó a mover.
Esta con voz débil llamó a sus hijos.
Soni le contesto,
mama estoy aquí, Mani y Anut, han ido a buscar algo para desayunar, ahora vienen.
¿Estais bien? pregunto la madre.
Sí,
En esos momentos, entraban los mayores con el desayuno, pan y una jarra de leche y el zumo para su madre, esta vez se lo dieron en taza, ya que su madre, ya tragaba el liquido sin demasiada dificultad, incorporandose ella sola.
Al ver que sus hijos estaban bien, se quedo tranquila, le dijo a Mani que se acercara,
Ves a buscar a la profesora del pueblo y dile que estoy enferma, ella sabrá que hacer.
Estaba preocupada por sus niños, pues nunca se habían visto en una situacion así,
¿Habéis comido?
Si, tranquila, estamos bien, le contesto Anut.
Entrada la tarde, Mani llego a casa con una mujer del pueblo, venia acompañada del doctor.
Suna, estaba levantada, muy débil, pero estaba intentando hacer algo de comer a sus hijos.
La mujer la hizo acostar, prosiguiendo con la cena de los pequeños.
El doctor la examino, viendo que por su aspecto necesitaba ser ingresada para su total recuperacion y para hacerle unas pruebas, sabiendo exactamente lo que le había ocurrido.
Estuvo cuatro días con suero, descansando en la clinica más cercana que estaba a una hora y media de camino de donde vivian, estaba muy desidratada a la vez que muy baja de defensas, de ahí el ingreso.
Según las analíticas, había cogido un virus muy fuerte y debido a su debilidad no sabían como había resistido la noche, pero la resistio.
Anut, Mani y Soni, quedaron al cuidado de la profesora y de la mujer que estuvo en su casa, deseosos de la llegada de su madre, pues notaban mucho su ausencia.
Cuando Suna salio del hospital, la acompaño el doctor en su todo terreno hasta el pueblo donde se hallaban los pequeños.
Cuando los cuatro se volvieron a reencontrar se sumieron en un fuerte abrazo, ya que todos tenían necesidad de la presencia , compañía y amor de su madre y la madre la de sus hijos.
Se quedaron cerca de un mes en la casa de la profesora, mientras Suna seguía su completa recuperación, ayudando todos en lo que podían, en agradecimiento a está por su ayuda y su hospitalidad, tan común en los alrededores.
Los niños y la profesora, se percataron que en los primeros días, en medio de la oscuridad de la habitacion a Suna se le veía un aura blanca que la rodeaba, desapareciendo poco a poco, a medida de que está se fue recuperando totalmente.
Siendo después de esto, una mujer llena de esperanzas y fuerza, desapareciendo su tristeza por la falta de su marido, pues ella sabia, que él estaba muy muy cerca de ella y de sus hijos.

LUNA SERENA

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