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EL BEBE LLORÓN. CUENTO-NARRACIÓN CORTA INCLUIDA EN "CUENTOS CON MENSAJE", AUTORA, MONTSE COBAS.


Marta y Carolina, se conocieron en la consulta del ginecólogo, coincidieron ambas cuando se encontraban embarazadas de seis meses de gestación.
Ambas se miraron y ante la curiosidad de Carolina, se dirigió a Marta con la típica pregunta...

¿De cuantos meses estas? comenzando una relación de amistad.

Quedaban para pasear juntas e incluso se apuntaron a las mismas clases de preparación para el parto.
El embarazo se lo tomaron realmente con tranquilidad, Marta no trabajaba y Carolina hacia cuatro horas de turno de mañana, con lo que intentaban de encontrar tiempo libre para ellas, compartiendo experiencias y sensaciones de su estado.

Carolina, era mucho más inquieta y nerviosa, cuando se exaltaba, su bebe se movía mucho incluso se ponía de tal forma en el vientre de su madre, que a esta le producía un pequeño dolor o molestia. Cuando esto pasaba y estaba con Marta, le sobresalía una pequeña zona del cuerpo del bebe, que se hacia ver incluso a través de la ropa que llevaba Carolina.
Marta entonces, acariciaba el pequeño bulto con suavidad, colocándose inmediatamente de otra manera en la barriga de Carolina.

A las dos les hacia mucha gracia e ilusión, pues el bebe de Marta se movía muy poco y hasta que estuvo de ocho meses, no se dejo notar a través de la ropa de su madre, era sin lugar a dudas mucho más tranquilo que el de su amiga, pero es que Marta era sumamente tranquila, se tomaba las cosas muy positivamente, su tono de voz era muy suave, repercutiendo en su bebe.

En las clases de preparación al parto, les daban información de que tenia que estar tranquilas y procurar emociones sanas, ya que esto influía en el bebe que iba a nacer e incluso hacían ejercicios que les ayudarían en el momento de dar a luz, recomendando hacerlos en casa.

Carolina, pasaba de esto, si le apetecía chillar, chillaba e incluso decía algún que otro taco.

Marta por naturaleza era tranquila y procuro llevar un embarazo muy respetuoso y relajado. Hacia los ejercicios que le recomendaba la comadrona, prácticamente todos los días, escuchaba música clásica en sus momentos que dedicaba al descanso y mediante realizaba una pequeña siesta después de comer, pues leía mucho y había visto que esto ayudaba y beneficiaba al feto.
Realmente, Marta en el tiempo de su embarazo, fue la mejor época que tuvo, ya que aprendió a quererse a si misma, y darse cuenta de lo que significaba ello, con un bienestar personal y físico que nunca volvía a tener, sin contar las molestias propias del embarazo.

Se avecinaba el parto, ambas cumplían con dos semanas de diferencia según su ginecólogo.
Ambas se encontraban ya muy pesadas y cansadas, pues la prominente barriga, no las dejaba descansar bien, pero Carolina era la que se encontraba más inquieta y nerviosa, se enfadaba de su estado, pues ya le incordiaba su peso y malestar.
Marta procuraba relajar-la y de hecho lo hacia con sus explicaciones y las conversaciones que mantenían .
A veces el nerviosismo de Carolina se lo pasaba a Marta, pues el tono que utilizaba para decir las cosas no era el más adecuado.

Una tarde del mes de junio, Marta se empezó a encontrar molesta, llamo a su esposo, pues se encontraba diferente, e incluso perdió algo de sangre por el canal vaginal.
Su marido enseguida se presento en casa, muy nervioso, pues aún faltaban dos semanas para que cumpliera la fecha probable del parto. Cogieron las cosas necesarias, ya sabéis, la ropita del bebe los camisones y se fueron al hospital.
Era su primer hijo, habían tenido un embarazo maravilloso, pues era un hijo deseado afianzándose todavía mas su relación. Estaban deseosos de ver a su hijo.
¿Como sería? ¿Estaría bien? Realizándose las típicas dudas de todos los padres antes del nacimiento.
Una vez hubieron pasado por la recepción del hospital, enseguida fue atendida.
Cual sería su sorpresa, cuando la comadrona que la atendió, le dijo que estaba de parto, no tenía prácticamente dolores, la perdida de sangre no era de importancia, informándole que era el tapón mucoso, pues era su primer parto y era normal que esto ocurriera.
Le dieron una habitación para que se fuera preparando, pues enseguida pasaría a la sala de partos, a los pocos minutos, una vez cambiada, los dolores se empezaron ha hacer más fuertes, Marta se sujetaba a las esquinas y acompasaba la respiración tal cual le habían enseñado en las clases de preparación al parto, aminorando algo el dolor.
No se quiso ni sentar, ni acostar, pues el dolor se hacia más insoportable, caminaba por la habitación y respiraba, respiraba...
El marido se preocupo, estaba blanco al verla soportar el dolor, aunque había estado casado en una ocasión no tuvo ninguna hijo, siendo su primera experiencia.
No había acudido a las clases de preparación al parto de su esposa, por no disponer de tiempo, con lo cual no tenía ni idea.
Llamo a la enfermera, la cual le informo que ya venia la camilla para llevar a su esposa al quirófano.
Enseguida llego, Marta subió con mucho esfuerzo a la camilla, agudizándose todavía más el dolor.

Una vez entraron en el habitáculo en el cual estaba todo preparado para el parto, le pusieron el goteo en el brazo.
Los dolores empezaron ha hacerse insoportables, la comadrona vio enseguida que el bebe ya venía, su cabeza asomaba por el canal de parto de la madre.

Fue muy rápido, ambos estaban asombrados, con un gesto de felicidad y un llanto que les sobre-vino cuando conocieron a su hijo, postrado en el pecho de la madre.

Era un bebe muy hermoso, siendo la emoción y el momento más feliz de su vida.

El parto había ido de maravilla, el bebe estaba muy bien, la madre estaba bien, por lo tanto a los dos días los doctores dictaminaron que se fueran a su casa.
¡Donde mejor!
Ambos ilusionados, pero a la vez asustados por la nueva vivencia que empezaban.
Aún no sabían muy bien como coger al bebe, ni las atenciones que debía tener, pero esto era algo que iban a aprender enseguida.

Ese mismo día recibieron la visita de su amiga Carolina, con un poco de envidia de ver que su amiga ya había tenido a su hijo, un hermoso hijo y que ya había salido de las molestias del embarazo, a ella aún le quedaba cerca de un mes, con lo que estaba muy incomoda y molesta por lo avanzado de su estado.

El bebe de Marta, Daniel que así le habían puesto, era muy tranquilo, se engancho enseguida al pecho de su madre, engordando rápido a pesar de su normal perdida de peso de los primeros días, la mayoría lo hacen, ya que eliminan líquidos y hasta que se amoldan a la nueva forma de alimentarse, tienen que pasar por ello.

Fueron pasando los días y disfrutaban de su pequeño enormemente, era muy bueno, ganaba peso de una forma equilibrada, estaba hermoso, con ciertas mollitas en sus brazos y piernas, que lo hacia enternecedor, en su casa se vivía amor por todos lados, todos disfrutaban de esta etapa, se daban y recibían amor.

Isidoro el marido de Marta, estaba viviendo una experiencia que nunca pensó que fuera a ser así, deseaba llegar a su casa para estar con su pareja y su hijo, intentaba salir a su hora del trabajo para salir a pasear juntos y disfrutar de su familia.

Daniel, ya tenía algo más de un mes, una tarde cuando estaban de paseo recibieron una llamada de Carolina, estaba angustiada, pues tenía dolores insoportables y se dirigía al hospital.

Marta le aconsejo que utilizara la respiración que aprendieron en las clases de preparación, pero Carolina, no podía, estaba muy rígida y ansiosa, no soportaba el dolor y no podía hacer la respiración pues el dolor le podía, su esposo estaba también muy nervioso al ver el dolor de Carolina.
Rechazaba el dolor que sentía y quería que terminara ya.

Ya en el hospital, Marta se presento en la habitación en la cual estaba su amiga, intentaba ayudarla, pero no podía, pues no se dejaba, no se relajaba, con lo que los dolores se hacían más fuertes.
Al rato de estar allí, Marta se tuvo que ir para dar el pecho a Daniel, en ese momento subieron la camilla para bajar a Carolina a la sala de partos, se despidieron y cada una se fue a donde tenían asignado.

Carolina estuvo un día y medio en la sala de partos, le pusieron en varias ocasiones la epidural, determinando los médicos realizar una cesárea, pues vieron que la madre y el bebe estaban sufriendo demasiado, habiendo un riesgo para ambas.
Carolina tuvo una niña, la llamaron Andrea, era una bebe muy hermosa, pero muy llorona e inquieta, no paraba de llorar. Lloraba en la cuna, en brazos, no había forma de relajarla.
La madre se inquietaba, no podía por momentos evitar desquiciarse, alzando la voz, su marido se lo recriminaba, pues el bebe, al escucharla aún se ponía más nerviosa, agudizando el llanto.

Las enfermeras para que la madre descansara se la llevaban a la nurseri a ratos, allí la limpiaban e intentaban relajarla, consiguiendolo en muchas ocasiones.

Carolina, se quejaba de los dolores de la herida de cesárea. Los médicos le dieron calmantes para ello, incluso le aconsejaron arrimar más la niña al pecho para que la recuperación fuera más rápida, pero ella decía que aún le dolía más.
Poco a poco la oportunidad de amamantar a su hija desapareció, pues no era constante, y al llorar la niña, Carolina se ponía muy nerviosa, traspasandole el nerviosismo a la pequeña, con lo que Andrea no se enganchaba al pecho pues requeria de paciencia y esfuerzo y en su inquietud la pequeña prefirió el biberón, ¡era más fácil!.
Carolina salio del hospital, Marta ya estaba prácticamente recuperada, Daniel seguía hermoso y tranquilo y Carolina, le costaba de realizar cualquier trabajo por el dolor de la herida.
La pequeña Andrea no cesaba de llorar, con lo cual el descanso era imposible con la repercusion correspondiente, más llanto, más cansancio, más mal humor...

Marta se ofreció a ayudarla, iba a su casa a ratos durante los primeros días, la actitud de Carolina no le gustaba, pues siempre se estaba quejando de las molestias de la herida y de la pequeña que no cesaba de llorar, no dejándola descansar ni realizar las mínimas tareas.

Cuando Marta salia de casa de Carolina, salia triste y incomoda por el comportamiento de su amiga. No tenia la suficiente paciencia con la niña, creyendo que le transmitía su nerviosismo, mal humor y sensaciones a la pequeña.

Al día siguiente tuvo una conversación con Carolina, diciéndole lo que pensaba, lo cual a Carol le hizo recapacitar, sintiéndose mal, pues se dio cuenta de que su amiga tenía razón e incluso se había percatado de que cuando Marta cogía a la pequeña esta se relajaba, siendo un alivio para ella, pero a la vez un peso enorme por el sentimiento de conciencia que sentía, pues cada vez se daba más cuenta de que su amiga tenía razón.

Fue al medico y consulto lo que le pasaba, esté le verifico lo que su amiga le había explicado, los bebes, niños, son muy sensibles a las emociones, sentimientos y estímulos que se les pueda dar o sentir, ya en el vientre materno, por lo que era muy probable que los sentimientos y sensaciones que hubiera tenido durante el embarazo se las hubiera pasado a su hija, de ahí la incomodidad y el llanto de la pequeña.
Le dio una serie de consejos a seguir, al igual que le dio un mínimo de tratamiento para que Carolina se encontrara más relajada. Pero lo más importante, es que Carolina se había hecho consciente de lo que había pasado y pasaba con su hija, determinando ella misma un cambio de actitud, quería que su hija fuera feliz y se criara sana pudiendo disfrutar de ella en todo momento, no que la vivencia de la maternidad fuera un martirio para toda la casa, por el ambiente que se vivía en ella, repercutiendo a todos.
Se apunto a yoga, aprendió a controlar emociones, a estar más relajada, conforme ella cambiaba su niña, también cambiaba, comía mejor, lloraba mucho menos y dormía más.
En la casa de Carol, se empezó a vivir poco a poco un ambiente más sereno, disfrutando toda la familia de este, irradiando felicidad.

Carolina agradeció enormemente el consejo de su amiga Marta, Marta estaba contenta de ver el cambio en la relación madre e hija, ambas paseaban con sus bebes, disfrutando de ellos, viendo que muchas veces, los problemas y dificultades, los originamos nosotros con nuestra actitud.
Un simple cambio de esta, puede hacer milagros en las situaciones, solo hay que estar informados, ver la situación y actuar para originar los cambios deseados para la mejoría de una vivencia o de nuestra vida.

Esta es una de las ideas incluidas en  el libro "Cuentos con mensaje" autora Montse Cobas de la editorial cultivalibros, si quieres comprarlo en el lado derecho del blog existen enlaces que te permiten hacerlo fácilmente .
Gracias.

El dibujo de arriba, es de mi autoria.

LUNA SERENA narración realizada por maricmasi, Montse Cobas.

http://www.nacersano.org/centro/9246_9618.asp
http://www.senderoespiritual.com/los-neurotransmisores-y-los-embarazos-de-la-nueva-era/
http://www.psicologiaperinatal.com/un-hombre-que-va-a-ser-papa

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