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NARRACION, ENCUENTRO CON UN SER MINIMAMENTE EVOLUCIONADO 7ª-8ª Parte.

Como casi cada noche alargo sus manos con nerviosismo hacia la mesita y con un llanto desgarrador abrió la boca, quería que el dolor desapareciera, no podía con el sufrimiento que le generaba, no quería pensar en lo que iba deduciendo, vació el bote en su boca...cerro los ojos esperando que el dolor se esfumase lo más rápidamente posible...
Su mente poco a poco se iba hacia la oscuridad.
Una luz apareció dentro de ella, blanca, brillante, se dejaba llevar hacia ella a una gran velocidad a medida que se acercaba, una paz inmensa se apoderaba de su persona.
Escucho una voz que la llamaba envuelta en un llanto desgarrador.
Su cuerpo se estremecía fuertemente, eran las sacudidas de su madre, llamando-la por su nombre
Alma, ¿pero que has hecho?
Alma al escuchar a su madre, volvió repentinamente.
Abrió ligeramente los ojos, la observaba dentro de su poca perspectiva, debida a su inconsciencia.
Enseguida llego su padre al oír los gritos de Carla, no hizo falta preguntar nada, pues la evidencia lo decía todo, el bote de pastillas en el suelo, su hija inconsciente...
Sin pensarlo cogió el teléfono de la mesita , llamo al centro medico de urgencias, explicando la situación.
En pocos minutos un medico y un para de enfermeras se presentaron en su casa, se dispusieron a hacerle un lavado de estomago allí mismo.
Alma despertó en medio de vómitos y de una tos fuerte, miraba a su alrededor, pues no sabia muy bien lo que estaba sucediendo.
Decidieron llevarla al hospital para tenerla en observación.
Los padres los acompañaron en su coche.
Una vez hubieron llegado, la asignaron una habitación, el estado de Alma no era grave, gracias a que su madre la encontró prácticamente al momento de la toma de los medicamentos.
Alma, observaba todo lo que la rodeaba, un malestar en su cuerpo no la dejaba descansar a la vez que sus recuerdos volvieron a presentarse por su cabeza.
Miro a su madre, no se atrevía a preguntarle que es lo que le había pasado durante su desaparición. Tenía miedo a lo que le pudiera decir. No quería escucharlo.
Sentía vergüenza, a la vez que humillación, aún tenía la sensación permanente de ultraje en todo su cuerpo, una percepción que para ella era insoportable.
Su madre notaba que a su hija le pasaba algo, no estaba como otras veces, le costaba mirarla a los ojos, cosa que Alma lo hacia constantemente, como si le quisiera preguntar o saber algo, pero esta vez, sus ojos estaban más tristes que de costumbre, un gesto de tristeza y de ganas de llorar, que ella se esforzaba por contener.
Carla ese día no le pregunto nada, prefirió que Alma descansara, al día siguiente hablaría con ella, pero antes de poder hacerlo lo hizo el doctor Marcos que se presento por la mañana del día siguiente ante la llamada de la madre interesando- se por su estado.
Estuvo un rato hablando a solas con Alma, una vez hubo salido, entablo una conversación con los padres, comentando el estado de su hija.
Estaba bien, pero se estaba empezando a hacer preguntas, pues parecía que estaba empezando a recordar, aclaro el Doctor
Los padres de Alma se miraron, preguntando al doctor si eso era bueno.
El doctor Marcos, les dijo:
¡Si es bueno, pero ahora falta ver como lo asimila!, es la etapa más mala y hay que estar pendiente de ella durante una temporada.
El doctor se marcho y los padres entraron a la habitación. Alma estaba levantada, miraba por la ventana.
Su madre se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, el padre se dispuso a darle otro, pero Alma se aparto.
Alma se dio cuenta de la reacción que había tenido con su padre, pero fue algo instintivo que ni ella misma entendía.
Su padre dolido se alejo sentándose en el sillón que estaba al lado de la cama.
Carla se disponía a hablar con Alma, cuando en esos momentos entro dos enfermeras con varios papeles en las manos, era la alta, Alma se podía ir a casa.
Todos se alegraron y una vez Alma se hubo cambiado de ropa se fueron hacia su casa.
Cuando llegaron, Alma sentía angustia por el hecho de meterse en casa, sentía necesidad de salir, y pregunto a su madre.
¿Mama, vienes un rato a dar una vuelta?, necesito salir.
Empezaba a sentir un sentir nuevo más agobiante.
Las paredes de su casa, le recordaban al lugar del encierro. Necesitaba aire libre, ver gente aunque no le apetecía estar con ella, pero necesitaba entretenerse ahuyentar lo que sentía que la hacia aumentar su angustia.
Paseando por el parque del pueblo, Alma hablo con su madre, le contó como se sentía, Carla la escuchaba pacientemente, Alma le dijo que necesitaba estar ocupada, necesitaba hacer algo.
En la conversación tenían momentos de silencio, pues en su cabeza, asomaban imágenes de lo ocurrido durante su cautiverio. Todavía no lograba entender muy bien lo sucedido.
Abrió el bolso y saco un comprimido para ponérselo debajo de la lengua, pues estaba comenzando a ponerse muy ansiosa.
Su madre, la miraba, observaba sus gestos y de su boca salio una pregunta.
Alma ¿Porque hiciste lo de la noche pasada? no se atrevía a nombrar la palabra que iba con la acción, pero Alma la entendió perfectamente.
Mama perdóname, fue algo que no pensé, creo que estoy recordando y se me hace insoportable.
Recuerdo unas manos tocando mi cuerpo y acude a mi con una sensación interior insoportable-
El tono de voz temblaba, pues le ahogaba el llanto contenido
No me podía mover mama... estaba tan oscuro.
Había un olor insoportable, al cual ya me había acostumbrado.
¿Quien estaba contigo?pregunto Carla
No sé, solo recuerdo el gesto de unas manos recorriendo mi cuerpo y alguien que estaba encima..., no dejándome ni tan siquiera moverme, era horrible...
No tengas prisa por recordar, le dijo su madre, todo a su tiempo, poco a poco. Ven vamos a ver el rió que pasa debajo del puente, en esta época del año se ven los peces.
Apresurando el paso se dirigieron hacia él.
Se colocaron cómodamente encima de la barandilla, intentando ver a través de sus aguas.
El sonido del río recorriendo entre las rocas, les produjo una gran relajación. Alma por un momento se olvido de la sensación que la abrumaba. Entrando en un estado de olvido, hasta tal punto que su madre le empezó a hablar y ella ni se dio cuenta, había desconectado totalmente.
Carla respeto su silencio.
De pronto alguien las llamo por su nombre, era Carmen la camarera de la cafetería de la cual Alma había sido amiga en su época de colegio.
Carla se giro, cogiendo del brazo a su hija.
Alma, volvió al mundo real, girándose hacia donde iba su madre.
¡Hola que tal Carmen! ¿Ya has terminado de trabajar?
No, hoy es mi día de fiesta.
Vaya, ¡que bien! dijo Carla.
Pues si, un poco de tiempo libre no va mal.
Mirando a su hija, le hizo una pregunta a Carmen...
¿Carmen te apetece tomar un café o un refresco con nosotras?
Pues claro, estaba un poco aburrida, así charlamos, ¿Como estas Alma?
Bueno, algo mejor. Gracias.
Las tres se dirigieron a la cafetería que había cerca del rió, había una terraza debajo de los arboles en la cual se estaba muy bien. Por lo menos se estaba fresquito a la vez que el sonido del río, era muy acogedor.
Estuvieron un rato charlando de varios temas, las que llevaban gran parte de la conversación era Carla y Carmen.
Alma se mantenía la mayoría de veces a la escucha y muy pocas veces intervenía en la charla.
Se mantenía en el no pensar y ellas se daban cuenta, a veces se dirigían directamente a ella, para obligarla a volver, a estar en mente y cuerpo con ellas, rompiendo su silencio.
Carla se percato que Carmen tenía un interés sincero en Alma, se veía preocupada por su hija y eso a Carla le gusto, pocas personas en el pueblo se las veía así, y ella quería encontrar una amiga para su hija, para que se abriera a más gente que no fueran sus padres.
Cerca de la noche decidieron irse a sus casas... había que preparar la cena.
Carla le hizo una pregunta directa a Carmen.
¿Carmen podrías venir mañana a cenar con nosotros, si te parece bien?
Bueno, mañana por la mañana le llamo y le digo si voy.
De acuerdo, bueno, hasta mañana entonces.
Al día siguiente a primera hora de la mañana Carmen llamo a Alma para decirle que si que iría a cenar, preguntándole si le apetecía salir a la tarde a tomar un café.
Alma al principio no sabia que contestar, se quedo por un momento en silencio.
Carmen se dio cuenta de ello, así que prosiguió...
Nos ira bien a las dos, así charlamos de lo que tu quieras o simplemente salimos de nuestro ambiente rutinario. Creo que nos hace falta.
Alma recordando los consejos de su psicoterapeuta y los de su madre, acepto.
Paso el día pensativa, con una sensación nueva y extraña en su cuerpo, estaba inquieta, el hecho de salir sola le producía ansiedad a la vez que para ella era todo un reto.
Por primera vez desde hacia mucho, salia sola, bueno hasta el encuentro con Carmen, pero era el suficiente espacio de tiempo para empezar a asumir miedos enfrentándose a ellos.
Llego la hora de reunirse con Carmen, se arreglo y cuando estaba dispuesta a salir se encontró algo indispuesta teniendo que ir al lavabo.
Estuvo unos momentos encerrada en el servicio, intentaba controlar la respiración pues era totalmente consciente de que el hecho de salir le asustaba.
Empezó a pensar que quería volver a tener una vida normal y para ello debía de empezar a hacerlo aunque le diera terror, y este era su primer paso.
Así que, con las manos sudorosas por la inquietud abrió la puerta dirigiéndose a la puerta de salida no sin antes despedirse de su madre.
Mama no tardaremos en venir a cenar, hasta luego.
Hasta luego, pasarlo bien.
Carla cuando vio salir a su hija por la puerta, no pudo evitar sentir un escalofrío por su cuerpo, tenia miedo. Era la primera vez desde hacia mucho tiempo que su hija salia a la calle sin ella, notando otra vez en su interior la misma sensación que tuvo cuando la policía llamo por teléfono a su casa para comunicarle que su hija estaba ingresada en un hospital. Se dispuso a preparar la cena, pretendía que fuera especial para su hija, que fuera lo más amena posible, intentando que su hija por un rato pudiera olvidar esa sensacion y malestar que tanto le impedía vivir libre de sufrimiento.
Alma caminaba hacia la cafetería donde debía encontrarse con Carmen.
Sentía ese desazón por todo su cuerpo como de costumbre pero a la vez se sentía con una nueva sensacion de libertad, podía respirar algo más libre que de costumbre.
Hasta ese momento no se había dado cuenta del aire que rozaba su rostro, creando-le un ambiente de armonía en su persona.
Estaba tan agobiada por lo que sentía que no se había percatado de algo tan simple pero a la vez de tanta dulzura y de tanto valor como lo que observaba con la caricia de esté en su cara.
Por primera vez estaba sintiendo placer, compañía y comprensión.
Estaba tan atenta a lo que estaba sintiendo que no se había dado cuenta de que Carmen había salido a su encuentro y antes de llegar al lugar donde habían quedado esta le salio al paso.
Alma no la vio y pasaba de largo.
Carmen se percato de ello y le agarro del brazo
¡Hola Alma!
Alma se sobresalto.
Soy yo Carmen, no te asustes, perdona no pretendía asustarte.
¡Uf! no te había visto.
Ya me he dado cuenta de ello. ¿Como estas?
Bien.
¿Bueno donde vamos? pregunto Carmen.
No tengo ni idea, hace tanto tiempo que no salgo que no sé...
¿Qué te parece si vamos al cine?
Bueno.
Carmen se acerco a ella y se dirigieron al cine del pueblo. Cuando llegaron había una gran cola para coger las entradas.
Mientras esperaban pensaban que película iban a ver.
Tras ver la cartelera se decidieron por una de aventuras.
Cogieron las entradas y se dirigieron hacia la entrada.
Alma iba desorientada.
Carmen fue la que iba en busca de la sala.
Entraron en ella, pero Alma al encontrarse con la sala a media luz, freno en seco, su respiración se hizo más rápida y sus ojos cambiaron de expresión.
Carmen al ver que su amiga se quedo parada, la miro a los ojos, percatándose al momento de lo que a esta le sucedía.
La cogió del brazo y acariciándole suavemente la espalda intento con sus palabras disuadirla del terror que sentía.
Vamos ayúdame a encontrar la fila 9 que no la veo, tenemos la butaca 11 y 12. Creo que deben estar por el centro.
Carla no parecía escucharla. Su mente estaba en otro sitio, Carmen se daba cuenta de ello.
Alma no veo bien los números ¿me puedes ayudar?
Si, disculpa Carmen no te he escuchado.
No te preocupes, es que mi visión nocturna no es muy buena, prosiguió Carmen.
La atención de Alma ante el reclamo de Carmen se fue hacia la búsqueda de la fila. Intentaba centrarse en lo que le decía, pero le costaba mucho, pues el miedo podía con ella.
Mira Carmen la fila 9.
Se adentraron en ella buscando los números de asientos que tenían en la entrada.
Ambas se sentaron y en ese momento la luz se apago en su totalidad, empezando la publicidad anterior a la película.
Alma miraba a su alrededor mostrándose intranquila.
Carmen en ese momento pensó que a lo mejor no había sido una buena idea el hecho de ir al cine.
Alma se mostró inquieta hasta el comienzo de la película pero poco a poco según avanzaba esta se fue relajando y al mismo tiempo también lo hizo Carmen, pues temía que su amiga no pudiera soportar la ansiedad.
Pero si lo hizo.
Al termino del film fueron saliendo poco a poco, comentando partes de esta. Mantuvieron una conversación bastante fluida, a veces con pequeños tiempos de silencio por parte de las dos pues se encontraban que no sabían que decir.
No les dio mucho tiempo a hacer mucho más ya que cuando salieron ya era la hora de cenar.
Se dirigieron a casa de Alma a paso ligero, pues Carla y Luis les debían estar esperando.
Cuando llegaron a casa la mesa ya estaba puesta, Carla salio a recibirlas curiosa de saber como les había ido.
Al verlas bastante relajadas le tranquilizo, pues temía que su hija no hubiera llevado bien su primera salida.
En la cena hablaron de la película e incluso Alma se sincero de que le había costado un poco soportar la ansiedad que había sentido por momentos.
Pero se sentía triunfadora, había salido por primera vez sola, aguantado la angustia que había sentido e incluso había tenido sensaciones nuevas y agradables llenando-le de satisfacción.
Su madre al ver la expresión de la cara de su hija y la forma de como contaba la experiencia de la tarde le alegro y le lleno de esperanza.
Todos miraban a Alma con alegría, era la primera vez que estaba pequeña-mente entusiasmada y un nuevo brillo apareció en sus ojos.
Fue la primera cena desde hacia mucho tiempo en la que se volvió a sentir un nuevo ambiente de alegría y de serenidad.

PODÉIS SEGUIR LAS ANTERIORES PARTES EN EL SIGUIENTE ENLACE:
http://maricmasi.blogspot.com/2010/02/narracion-encuentro-con-un-ser.html
SÍ HACÉIS CLIC EN EL TITULO encontrareis un tema muy interesante que nos puede ayudar en un momento dado.
¿PORQUE quien no ha sufrido y sufre en algún momento ansiedad ante ciertas situaciones, recuerdos o lugares? nos ayudara a entender y a intentar superar.
maricmasi. Luna Serena.

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