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LA CORAZA QUE HAY QUE ELIMINAR.














Dibujo realizado por Montse Cobas.



LA CORAZA QUE HAY QUE ELIMINAR.

A veces cuando pasamos por según que situaciones en nuestra vida, nos creamos muchas veces inconscientemente y sin poder evitarlo una coraza para protegernos de personas, circunstancias o sensaciones que nos hacen daño.

Normalmente son situaciones que se forman y de las cuales no sabemos como salir o no podemos o de la cual por mucho que lo intentemos no encontramos una respuesta o solución. Originandonos sufrimiento. De ahí la formación de la coraza. Esto nos origina un meternos en uno mismo dando pie al malestar de la persona y no ver más allá, haciendo una difícil respuesta ya que ello muchas veces nos origina bloqueos y nos enturbia la posible facilidad de la solución.


El mirar en positivo, el cambio de actitud, el intento de encontrar bienestar y felicidad, aunque no hallamos encontrado solución a lo que queremos lograr, es el primer paso para lograr lo que queremos. Consiguiendo con ello quitarnos la coraza, dando pie ha eliminar los bloqueos a empezar a disfrutar de las emociones y pequeñas cosas de la vida, a ver claro lo que esta sucediendo o verlo de otra manera mucho más positiva, liberándote de lo negativo y de lo que te esta perjudicando y quizás dificultando el logro.


Hallando sin quererlo nuevas formas mucho más lógicas y sencillas para obtener lo deseado. Consiguiendo sin quererlo lo que tanto andamos buscando.


A continuación os dejo un análisis psicológico del tema que estamos tratando que os puede interesar:


Las CORAZAS EMOCIONALES

Maite es una mujer que siempre ha sido considerada como “fuerte”, a pesar de todas las contrariedades a las que ha tenido que hacer frente. Hoy va al cine con 2 de sus amigas y su hermana. Es un drama en el que un momento de gran intensidad, Maite comienza a sentir deseos de llorar; se ajusta las botas a su pantalón para mirar de reojo si alguna de sus acompañantes muestra un mínimo indicio de llanto, pero no es así. Ella decide contenerse, y siente un picor en su nariz, cierto temblor en su barbilla, y presión en la garganta. Pero recuerda que se supone que “los adultos no lloran por cualquier tontería”, y menos aún cuando las demás no parecen inmutarse y ella “es tan fuerte”.

Lo que ha sucedido es que Maite no ha permitido a su cuerpo sentir lo que estaba sintiendo, aún sabiendo qué placentero le hubiera resultado llorar cuando lo necesitaba.

Cuando sucede algo así -seguro que tod@s lo hemos experimentado en alguna ocasión-, es seguro que nos quedaríamos mejor expresándolo libremente, pero por alguna razón, frenamos la emoción. ¿Qué sucede?.¿Qué hace que vayamos contra nuestra sensación y ciclo saludable? Surge un bloqueo de ese sentimiento, que nos limita a la hora de posicionarnos para con ese suceso o vivencia. Necesitamos defendernos; ¿Defendernos de qué? podría decirse.

Llevamos una armadura a cuestas, como tortugas que llevan su caparazón. Esa coraza nos ayuda a protegernos de las heridas o amenazas psicológicas; por ello hemos de reconocerles su función positiva. Las corazas son ajustes creativos que nos ayudan a poder responder mejor en situaciones significativamente importantes para nosotr@s; hay algo esencial en cuestión, y es saludable no querer exponernos “al desnudo” en cualquier contexto.

El problema surge cuando esa coraza es empleada permanentemente, y la vivencia de sentirse emocionalmente amenazad@s se generaliza a todos los contextos; entonces la persona se cierra y se repliega sobre sí misma, perdiendo infinidad de oportunidades para nutrirse emocionalmente. Lo que antes denominábamos “ajustes creativos” se convierten con el tiempo en estructuras de personalidad más estancas, que se activan incluso en contextos que no lo requieren, suponiendo una limitación emocional para la persona.

El “acorazado emocional” no deja que llegue el dolor de fuera, pero a su vez impide que salga lo interior. Además, el cierre en sí, impide que penetren el amor, la ternura, la alegría y todas aquellas cosas por las que vale la pena vivir. Al no recibir ni expresar emociones el sistema afectivo se colapsa y se produce la “desertización emocional”. Es una zona donde nada crece por que no se siembra, ni puede crecer, por que el terreno no está nutrido.

Y sucede también que las corazas emocionales crean a su vez otras corazas físicas; las experimentamos en nuestro cuerpo externamente, o a veces en nuestro organismo interno; son acumulaciones de energía que quedan sin canalizar. Cuando sentimos una activación emocional, eso genera una energía extra necesaria para abordar la situación. Por su parte, si decidimos contener esa emoción, incluso no sólo no expresarla sino evitar sentirla, estamos destinando la energía activada a inhibir la vivencia emocional. Eso debe de ser, además de agotador, sumamente contradictorio. Es algo similar a estar acelerando un coche y a la vez frenándolo; el vehículo quizá avance un poco, pero será con mucho esfuerzo y tensión, y cierta indecisión.


ESTRATEGIAS de AFRONTAMIENTO ante SITUACIONES ESTRESANTES.

En ocasiones, el cambio de una conducta que nos genera malestar o estrés, puede generarnos más estrés a la vez; en realidad es preciso tener en cuenta que todo cambio supone una pequeña crisis, entendiéndolo como una adaptación, aunque sea para mejorar.

Nos podemos encontrar por tanto, 2 tipos de crisis:

a) Las generadas por una situación limitante que ya conocemos y nos resulta desagradable o nos está desbordando, o
b) Las que surgen a partir de un inicio de cambio, asumiendo unos riesgos de forma activa, con vistas a mejorar en algún aspecto.

Sea cual sea la razón, ante una crisis no nos queda sino, quedarnos como estábamos, o asumir un compromiso para afrontar el cambio. Para ello habremos de seguir una serie de pasos o condiciones, como se comenta seguidamente:

PASO 1. IDENTIFICAR LA FUENTE DE ESTRÉS.

El estrés puede originarse en el medio externo y nuestra actitud interna interferir en ello, o incluso puede estar originado por vivencias internas psíquicas. Cuando logramos identificar cual es la fuente de estrés quedamos mucho más libres para saber cómo trabajar con ello.

Otro punto a tener en cuenta, es que la forma en la que nos influyen las situaciones y “creamos” nuestro estrés, depende de la interpretación que hacemos de la realidad, la forma en la que nos hablamos y los pensamientos que creamos.


Por lo que atenderemos: A) Al foco creador de estrés, y B) La interpretación (cognición/actitud) que adoptamos ante ello.

PASO 2. IDENTIFICAR LAS RESISTENCIAS.

Si recordamos que las situaciones de cambio pueden generar cierto estrés, o incluso dificultades para aceptar la nueva propuesta y adoptar el compromiso de cambio, es por que comienzan a actuar las RESISTENCIAS.

También las resistencias tienen una importante función positiva.

Cuando comienzan a operar las resistencias es por que la persona siente la necesidad de protegerse ante factores que supone amenazantes. Normalmente la vivencia amenazante está basada en la generalización de una experiencia traumática del pasado. Es como si cada nueva experiencia fuera valorada según la vara de medir extraída del pasado.

Otro factor destacado que influye en las resistencias es nuestra “atención selectiva”; se refiere al punto ya nombrado anteriormente de que “Solo vemos lo que conocemos”. Es decir, si estamos acostumbrados a ver situaciones desgraciadas estaremos constantemente convenciéndonos de cuán desgraciada es la vida; y encontraremos muchos sucesos que lo corroboren. De poco pueden servir los mensajes de carácter positivo.

En este sentido, vamos por la vida buscando evidencias que confirmen nuestras creencias; en consecuencia, para “ir creando una nueva idea o creencia” que a la vez nos resulte real, será necesario ir cuestionando o elaborando las resistencias.

Ante todo esto, lo que sucede es que tendemos a repetir las mismas experiencias o actitudes sucesivamente; aunque cambien los contextos, las personas ¿No sucede que se repiten patrones estados similares? Lo único que hay en común es la persona, por lo que queda clara la influencia de las creencias y actitudes individuales.

Por lo tanto, ¿qué actitud decidimos trabajar?

 Si consideramos que estamos predestinad@s a ello, que no hay posibilidad alguna de cambiar ni de influir en nuestros pensamientos y sentimientos, no es necesario hacer ningún esfuerzo; no “bordearemos” ninguna resistencia; es más fácil, pero el resultado queda claro: hemos de asumir y conformarnos con cómo somos tal cual.


 Si contemplamos la posibilidad de que el cambio es posible, entonces hemos de comenzar a trabajar nuestras actitudes y creencias desde una actitud abierta y activa. Intentando salir, aunque sea un ápice del metro cuadrado de habitáculo en el que nos hemos habituado a vivir. Corriendo riesgos, y comenzando a contemplar y valorar nuevas ideas que nos alimenten.

 Por y para ello, nos dirigimos al nuevo paso, soltar ideas limitantes, saltar hacia nuevas ideas.

PASO 3. SOLTAR y SALTAR

Recordemos que, tal y como hemos comentado ya, nuestra
realidad está más relacionada con la forma en la que la interpretamos, que con los sucesos objetivos en sí.

Por lo tanto, ¿Qué es lo que hemos de soltar? La respuesta es sencilla, toda actitud o idea que nos influya de forma limitante a la hora de funcionar en un contexto concreto.

Para ello, hemos de asegurarnos cumplir 2 requisitos:

1/ Analizar cómo pensamos y actuamos en ese contexto concreto en el que está surgiendo la dificultad.
2/ Valorar el riesgo que estamos dispuest@s a asumir con la nueva creencia o actitud -ha de ser algo activo y es posible que genere alguna reacción entre quienes nos rodean.

Si no queremos soltar la vieja idea -aunque sea limitante-, o la nueva idea nos parece descabellada, -poco acorde con nosotr@s-, es posible que no sea el momento adecuado; o puede que el cambio no se ajuste a nuestros principios y valores esenciales, pero por lo menos, comenzamos
a soltar.

¿Qué alternativa se nos ocurre para comenzar a percibir el mundo de forma diferente, aunque sea a modo de entrenamiento?

PASO 4. ACTITUD ACTIVA

Cuando éramos niños e intentábamos aprender a andar, a veces después de algunos balanceos, finalmente caíamos, ¿qué sucedía? ¿Cómo reaccionábamos? Con alguna qué otra reacción de por medio, tod@s nos levantábamos y volvíamos a intentarlo; con mayor o menor confianza o tenacidad, pero seguíamos en el intento, hasta adquirir la habilidad que buscábamos. Incluso, podría decirse que llegaba hasta a ser divertido, persistir y dominar la habilidad.

Ahora en la vida adulta, por desgracia hemos perdido esa capacidad de aprender, y prestamos demasiada atención a los resultados, o a lo que los otros puedan pensar de nosotros.

La tendencia más habitual es que si en los primeros intentos no obtenemos un resultado satisfactorio, el proyecto no es válido y se deja de lado. El peso del “temor al fracaso” se superpone al interés por aprender, por extraer alguna enseñanza de ello.

PASO 5. APRENDIZAJE Y CRECIMIENTO

Hay diferentes formas de aprender y crecer; unas pueden ser organizadas, estructuradas por medio de elaborar y trabajar nuevas actitudes o habilidades. También éstas pueden suponer cierto “riesgo” o compromiso por nuestra parte, aunque si son deseadas, gozamos de una mayor motivación para lanzarnos a la nueva experiencia.

Otra forma de aprender está basada en extraer enseñanzas de experiencias no agradables; esto puede ser más trabajoso, por que hemos de salir de la espiral de la frustración por no lograr los objetivos propuestos, o por el dolor que nos genere esa situación. Para llegar a extraer una enseñanza en estos casos, primero es esencial permitirnos sentir esa emoción desagradable que ha generado la experiencia. Una vez nos lo hemos permitido, con el tiempo la emoción disminuye de intensidad y podemos dirigirnos a desarrollar elaboraciones lógicas o racionales: qué ha podido fallar, qué tenemos que mejorar, qué necesitamos, etc. Metafóricamente, podría decirse que es un proceso similar a ir quitando virutas de madera a una escultura, puliendo poco a poco sus formas.

Para cerrar este punto y concluir todos los pasos, es conveniente recordar lo que implica una actitud proactiva para el cambio:


® Tomarse un espacio para reflexionar y organizarse hacia los objetivos.
® Hacernos responsables de nuestra implicación para que los planes sigan en marcha.
® Conectar con nuestras creencias y valores personales y funcionando según éstas.
® Mostrar apertura hacia nuevas ideas y oportunidades que se presenten siempre que sean válidas para ayudarnos a avanzar.
® Comprometerse a valorar las situaciones desde el principio de realidad.


PENSAMIENTOS Y EMOCION: Las DISTORSIONES COGNITIVAS.

“El hombre no vive alterado por los acontecimientos,
sino por la visión que tiene de ellos” (Epicteto)

Hemos comentado anteriormente que podemos clasificar las emociones en positivas y negativas; y hemos comentado -y aceptado también- que estas últimas, aunque nos resulten más incómodas, tienen su función y son necesarias.

También los pensamientos pueden ser positivos y negativos; la diferencia está en que los pensamientos negativos pueden volverse fácilmente en limitantes, y por ello volverse contra nosotr@s en lugar de tener capacidad adaptativa.

Cuando la emoción es intensa no hay razonamiento que valga en ese preciso instante; por muy bien argumentada que esté. A su vez, los diferentes sentimientos que se nos crean están basados en nuestra forma de pensar. Es eso que en las últimas décadas del siglo XX en Psicología, se derivó en el término cogniciones.

La cognición (de cognoscere, “saber”), implica algo más complejo que el pensamiento en sí; es un conjunto de percepción, apreciación y evaluación emocional y/o racional del entorno y de lo que ello supone. De esta forma todo lo que interpretamos de la realidad, y lo que sentimos depende de las cogniciones.

Sufrimos emocionalmente por las atribuciones que realizamos de los sucesos de la realidad, interpretando lo que sucede según nuestra visión subjetiva de la misma. Otra forma de “torturarnos” cognitivo y emocionalmente es mediante los pensamientos catastróficos anticipatorios; padecemos por aquello que no ha sucedido aún, e incluso es posible que no suceda nunca. O cuando nos quedamos atrapados en un sentimiento desagradable, inertes por el dolor, y sin capacidad -ni intención- de salir de él.

Joseba era un paciente que acudía a consulta mensualmente, por presentar un trastorno depresivo que, si bien había remontado, hasta el punto de reanudar ya a su ocupación laboral, sus atribuciones internas aún seguían hundiendo ánimo. Era hijo único, acostumbrado a una infancia solitaria, por lo que su familia actual, su mujer y sus 2 hijas de 10 y 12 años constituían su motor de vida. En una sesión clínica de terapia manifestó lo siguiente:

- (Joseba)Ayer me sentí muy mal, acabé encerrado en mi habitación llorando toda la tarde.
- (Terapeuta)¿Qué pasó?
- Al llegar a casa, mis hijas estaban en el sofá viendo la televisión; mientras me quitaba el abrigo me acerqué a ellas esperando que se abalanzaran sobre mí para darme un beso de bienvenida; pero no me hicieron ni caso. Casi ni contestaron a mis palabras.
- Y eso hizo que te sintieras mal …
- Sí, me sentí profundamente triste, ignorado, despreciado en mi intento de encontrar el afecto que esperaba. Pensé que yo debía de importarles poco si preferían seguir viendo la televisión.
- ¿Y no crees que pudo suceder que si no te respondieron fue por que en ese momento estaban más interesadas en lo que emitía el televisor en ese momento?

Por desgracia, Joseba “no sabía” pensar así; podía creerlo como hipótesis, pero su sentimiento real era otro; él partía del convencimiento de que “si alguien te quiere mucho -y suponía que sus hijas sí- debe mostrarlo en todo momento”. Para él era como una competición: “si prefieren la televisión no me quieren lo suficiente”.



Al igual que la escala de creencias del ejemplo citado, existen muchas atribuciones y valoraciones que realizamos día a día, y que complican mucho nuestras relaciones y vivencias emocionales.

- “Si no me llama es que no me quiere”
- “Tu deberías de saber lo que siento / necesito”


La relación que establecemos entre un hecho y lo que consideramos su causa -aunque esta interpretación sea subjetiva- se denomina atribución. Las atribuciones tiene el poder de ir edificando en ellas las creencias en las que basamos nuestra escala de valores. En el ejemplo anterior el proceso sería el siguiente:

HECHO
ATRIBUCIÓN
CREENCIA
Mis hijas “ni siquiera” me saludan cuando llego
“Ya no les importo”
Si me quieren tienen que expresarlo en cuanto me ven

Nuestro estado de ánimo y nuestras cogniciones se construyen según las creencias que protagonizan nuestro día a día. Si las creencias son erróneas, limitantes o irracionales, las cogniciones y sentimientos que generarán, provocarán situaciones de bloqueo y sufrimiento.

No se trata tanto de ir cuestionando o cambiando las creencias, sino de valorarlas y poder elaborarlas de forma que resulten constructivas y positivas para nosotr@s.


PENSAMIENTOS Y DIALOGOS CONSTRUCTIVOS

Las distorsiones cognitivas o pensamientos negativos que nos acechan acostumbran generar un efecto limitante en nosotr@s; más que reflexiones son elaboraciones que no nos ayudan a avanzar en busca de una solución. Sucede que, como decíamos con los pensamientos positivos y nuestro hábito de no prestarles atención:

VEMOS SOLO LO QUE CONOCEMOS

¿Qué queremos decir con esto? Que si nuestro temor o tendencia ronda sobre unos pensamientos y actitudes concretas, los estímulos que captarán nuestra atención principalmente serán los que estén relacionados con nuestros temores.

Supongamos que Lucía está preocupada por un viaje que su hija de 27 años quiere realizar por su cuenta, para conocer por dentro las tierras amazónicas. Su madre escuchará esos días con más atención que nunca las noticias relacionadas con accidentes aéreos transoceánicos, o personas que han desaparecido en tierras desconocidas o cualquier otra desgracia, que en otras circunstancias no captaría su atención.

Es evidente que disponemos de esa “habilidad” para conectar y confirmar las posibilidades negativas, la tenemos “bien elaborada” -algun@s más otr@s menos-; por ello, el verdadero trabajo se centra ahora en trabajar los aspectos positivos, y los pensamientos constructivos que nos ayuden a avanzar, justamente en esas situaciones complicadas de las cuales hemos de ser capaces de extraer alguna enseñanza.

Es lo que se denomina como “Pensamiento Constructivo”, una actitud, forma de pensar y de actuar destinada a reconducir esa situación limitante que se nos ha atascado. El desarrollo de esta actitud requiere un compromiso en la actitud por nuestra parte. El nuevo pensamiento es creado, no desde la cirugía de nuevas ideas -cortando una y sustituyéndola por otra-. Se busca el planteamiento de los diferentes factores que influyen en la situación, la valoración personal de éstos, y la toma de contacto para con la situación desde una actitud proactiva:
- Tomándose un espacio para reflexionar y organizarse hacia los objetivos.
- Haciéndonos responsables de nuestra implicación para que los planes sigan en marcha.
- Conectando con nuestras creencias y valores personales y funcionando según éstas.
- Mostrando apertura hacia nuevas ideas y oportunidades que se presenten siempre que sean válidas para ayudarnos a avanzar.
- Comprometiéndonos a valorar las situaciones desde el principio de realidad.

SOMOS lo que PRACTICAMOS

® Hazte un favor: Cada hora, cada cierto tiempo, según tu actividad te permita, fíjate en qué estas pensando, cómo te estás hablando …

®¿Es una forma de pensar positiva, que te ayuda a avanzar, o más bien te bloquea? ¿Cómo te gustaría que te hablaran para decirte “X” cosa?

® ¿Cómo podrías elaborar ese pensamiento o ese diálogo interno, de forma que te ayude a avanzar?

Muchas personas encuentran este ejercicio tan sencillo sumamente difícil, simplemente por que no están entrenadas en “hablarse en positivo” o en enfocar la situación desde una perspectiva constructiva. Nunca han tenido la experiencia de sentir ese reconocimiento, y por ello no saben detectarlo en sí mism@s. Para eso, no queda más remedio que entrenarnos y abrir nuestros canales.


Texto de:

Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza. Aprendizaje a lo largo de toda una vida.


http://www.concienciasinfronteras.com/PAGINAS/CONCIENCIA/eslabon.html


http://luzblanca7.espacioblog.com/post/2009/02/22/sobre-sensibilidad-humana-maika

Comentarios

Helen Maran ha dicho que…
QUERIA AGRADECERTE TU VISITA, FELICITARTE POR TAN BUENA ENTRADA Y ABRAZARTE EN LUZ,DE AMOR Y SALUD ESPECIALES PARA TI DESDE ISRAEL,HELEN.

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