Alli ojeo por encima la totalidad de las paginas del libro. Mientras lo hacia algo cayo al suelo.
Una rosa seca de color roja yacia en el suelo. Se dispuso a recogerla y acercandola a su nariz observo el olor que aún desprendia, esto le hizo recordar una fiesta en un piso con muchos jovenes que parecian ser amigos de ella, un gran pastel con un monton de velas.
Cantaban una canción de feliz cumpleaños y era dirigida a ella.
Una sonrisa de su rostro salio espontaneamente, dejandole una sensacion muy agradable.
Alguien por detras le tapo los ojos obsequiandole un gran ramo de rosas rojas.
Esto le hizo recordar momentos felices con su consecuente emoción.
Fue un respiro para ella.
Vio que había en su vida cosas buenas y agradables que merecian la pena recordar.
Con el libro en las manos se tumbo en la cama. Con los ojos abiertos se quedo pensando en el recuerdo que le había sobrevenido a la vez que disfrutaba de lo que estaba sintiendo.
Un haz de esperanza se adueño de ella. Esperando que lo que tanto le abrumaba mental y físicamente desapareciera pronto. Quería dejar de sentir esa sensación que muchas veces le desesperaba.
Su mente fue quedando poco a poco en blanco y muy relajada se quedo dormida con el libro entre las manos.
Al poco rato Carla subió a ver como estaba su hija, al verla dormida, le retiro el libro de las manos y la tapo con una manta.
Alma estuvo parte de la tarde dormida.
Se despertó sobresaltada, pensando que era por la mañana y que ya era tarde.
Miro el reloj eran las seis ... Se encontraba desorientada, no sabía si era madrugada o la tarde.
Miro hacia la ventana y vio que había sol.
Se levanto y abriendo la ventana observo que hacia una magnifica tarde.
Cogió el libro, una silla y se sentó al lado de está.
Empezó a leer el libro por el principio, observando todo lo subrayado.
Conforme iba leyendo iba viendo que se acordaba de la mayoría de cosas.
Estaba ilusionada al ver que era capaz de recordar por lo menos la teoría de lo que según su madre estaba estudiando antes del secuestro.
No se lo terminaba de creer,
¡yo estudiando enfermería! se decía.
Al poco rato entro su madre en la habitación.
¿Alma te apetece salir a dar una vuelta?.
Hace una tarde estupenda.
Sí, termino esta página y voy.
¡Te espero abajo!
De acuerdo.
Alma siguió leyendo pero en vez de terminar el párrafo siguió un rato más hasta que se dio cuenta de que su madre debía estar esperándola.
¡Huy!
Cerrando el libro, se levanto apresurada, cogió el bolso y bajo las escaleras a carrera.
No viendo a su madre se dirigió a la puerta de salida. Allí se encontraba con Berta una vecina de la calle, estaban hablando del supermercado de al lado que habían abierto hacia poco.
Hola, que tal, disculpa mama me entretuve, no me di cuenta del tiempo.
No pasa nada hija, estaba charlando aquí con Berta, ¿la conoces?
Sí de verla al poco de venir de la clínica.
¡Hola que tal!
Yo bien ¿y tu?
Bueno vamos haciendo, un poco mejor, gracias.
¿Nos vamos mama?
Si.
Despidiéndose de Berta, cogieron dirección calle abajo.
Estuvieron hablando un rato mientras caminaban por el parque, sentándose un rato observando la gente que pasaba.
Mama ¿donde estudiaba?, porque aquí no hay universidad, ¿verdad?.
No ibas a la capital.
Allí tenías un piso alquilado, cuando te sientas con fuerzas, podemos ir a verlo y recoger algunas de tus cosas.
Desde el secuestro no hemos vuelto, lo estamos pagando porque pensamos que cualquier día puedas empezar otra vez la universidad.
Hemos estado hablando con el director y nos ha dicho que te guardan la plaza y que tal vez como eras muy buena estudiante, igual ni te hace falta repetir el curso.
Si quieres podemos ir un día a la universidad y pedir apuntes de todos estos meses.
Alma se quedo en silencio.
Mama no me acuerdo del sitio ni de mis compañeros, porque supongo que tendría amigos...
Claro que los tenías y muchos, salias con ellos cuando tenías tiempo.
A veces nos contabas que ibas con el grupo al cine o a tomar algo.
Aunque la mayoría del tiempo libre lo pasabas estudiando.
Mira si quieres podemos ir el lunes que viene. De paso que vamos al psicólogo podemos ir al piso y a la universidad.
¡Y mira! podemos quedarnos a comer en la ciudad.
Salimos pronto y así pasamos el día.
Alma se empezó a mostrar inquieta, todo lo que le había dicho su madre le estaba cubriendo de ansiedad.
Sin darse cuenta se empezó a encontrar algo mareada.
Su madre enseguida se percató de ello.
Alma respira lentamente, te has puesto nerviosa con lo que te he dicho, tranquila, iremos cuando te veas capaz.
Mama, no se que me pasa, quiero ir, pero el hecho de pensar en ello, me hace sentirme angustiada, siento pánico.
Bueno tranquila, a ver, ¿has traído las pastillas que te dio el doctor Marcos?
Si, están en el bolsillo del bolso.
Lo acerco a ella y empezó a buscarlas.
Sus manos y su mente no acertaban a encontrarlas.
Carla con tranquilidad metió su mano en él y busco el bolsillo.
¡ Déjame Alma!
Sacó sus manos de dentro, dejando espacio a las de su madre que enseguida encontró la caja ¿Es está? pregunto.
Creo que sí.
Carla cogió un comprimido y se lo ofreció a su hija. ¡Toma!
Alma se lo puso debajo de la lengua tal cual le dijo el doctor.
Enseguida se empezó a mostrar mucho más relajada, respirando más armoniosamente.
De su rostro desapareció todo gesto de angustia.
¿Estas mejor?
Si, vamos a tomar un café.
Vamos contesto Carla.
Carla cogió a su hija del brazo y se dirigieron a la cafetería en la cual trabajaba Carmen.
En cuanto las vio entrar por la puerta se alegro de verlas.
¡Hola Carla que tal!
¡Hola Alma!¿como estas? ¿que tal fue a la mañana?
Alma ya no se acordaba, se quedo pensativa...
¿La mañana?
Si cuando te deje a mitad del camino.
¿Que vino ella sola a casa? pregunto Carla
Bueno la deje muy cerca, se vio capaz...
Entonces Alma recordó el aturdimiento que sufrió y que gracias a Mercedes pudo volver a casa.
Mercedes la mujer con la que se encontró tan a gusto. Recordando que la tarjeta que le dejo estaba encima de la mesita de noche. Ni tan siquiera la había mirado...
maricmasi. LUNA SERENA.
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