
Hola Don Pepe, ¿como esta su mujer?
Muy bien gracias.
Hola Sole ¿que tal tus niñas?
Muy bien.
Acabo de llevarlas al colegio.
Cada mañana era así, amigable y educado con sus congéneres.
De camino a su negocio saludaba a todas las personas de la vecindad que se iba encontrando en su trayecto. Siendo muy apreciado por ellos.
Aunque siempre estaba el típico que le miraba de reojo, como diciendo...
¡Y este siempre tan alegre!
¿Que no tiene problemas?
Siendo envidiado por su actitud y forma de ser, ya que ellos no lo comprendían. Por mucho que intentaban estar como él, no lo lograban.
Cuando hacían la intención de sonreír, no les salía sincera, pues simplemente no tenían ganas de ello. Haciendo el efecto contrario. Ellos seguían su vida influenciada por la de los demás, pues estaban más por los logros y situaciones de los otros que por las suyas propias.
Mariano al contrario. Como muchos de su comunidad proseguía con su vida pero ayudándose si hiciera falta entre ellos.
No hacía falta pedirlo, simplemente se hacía.
Habían logrado una conexión afable. Entendiéndose a las mil maravillas y cuando no lo hacían, con el diálogo lo solucionaban todo.
Esa era la base de todo entre ellos, Se contaban los problemas y situaciones en las que se encontraban, ofreciéndose mutuamente a cooperar. Al sentirse entendidos y apoyados, lograban que los malos ratos no lo fueran tanto, ganando en confianza, tanto hacia los que estaban en su entorno, como para ellos mismos.
Pero lo que más les gustaba de Mariano, es que para él no existían los problemas, para todo encontraba solución. Nunca se angustiaba, manteniendo siempre su compostura.
Una noche, alguien entro a robar en su establecimiento, destrozándole todo lo que encontraron en su camino, incluido las cristaleras de la entrada.
La alarma aviso a la policía, llegando de inmediato a la zona. De camino llamaron a Mariano.
Esté al oír el teléfono se asusto. Al querer cogerlo con toda rapidez tropezó con un pequeño sillón que tenía para sentarse.
Se incorporo como pudo atendiendo la llamada.
Cuando le dieron la noticia se quedo enmudecido, acordando ir enseguida al lugar.
Se vistió lo más pronto que le fue posible, llegando al momento a la calle donde estaba ubicado su negocio.
Cuando vio la entrada se le cayó el alma al suelo. Estaba todo destrozado.
Entró con cuidado. Había vidrios por todos lados.
Observó a la policía al fondo del local que estaba tomando diversas muestras y huellas.
Se dirigió directamente hacia ellos .
Haciéndose las oportunas presentaciones y las debidas preguntas para cubrir el expediente estuvieron un rato en el negocio valorando los daños y lo que faltaba.
Al rato los agentes se marcharon. Mariano se quedo haciendo limpieza y poniendo en orden todo lo que podía. Empezó a buscar los teléfonos necesarios para volver a poner el negocio en condiciones.
Por la mañana a primera hora, varios vecinos llegaron con escobas y cajas, disponiéndose a ayudar.
Mariano esta vez estaba algo frió encontrándose disgustado por lo que había sucedido, pero al ver la colaboración de sus vecinos y el cariño con que lo hacían, volvió a ser el mismo de siempre.
Además ellos no tenían culpa.
Hubo mucho movimiento y alegría mediante el trabajo de reconstrucción de la tienda, incluso hubo ratos de cante.
Algunas personas cuando pasaban por el lugar sonreían por la visión tan insólita que estaban viendo, otras se les quedaban mirando como diciendo ...
¡Y estos!
Bueno, en un par de días todo volvió a la normalidad.
Después de ese tiempo, Mariano en los ratos que no tenía clientes, se dedicaba a limpiar y a reponer existencias, acompañado de su voz y de la música. Cantaba con ilusión y gusto.
¡La verdad es que lo hace bien! Decían los vecinos del inmueble, pues aunque no quisieran lo escuchaban o le pillaban al entrar a comprar.
En el fondo les gustaba ver así a Mariano.
Había ampliado su alegría mediante el cante, alegrando con ello al entorno.
Los vecinos como siempre le comentaban sus dudas o circunstancias. Mariano siempre le encontraba algo satisfactorio a todo, nunca veía nada malo y a todo le encontraba una buena forma para seguir. Así que los vecinos cuando lo escuchaban se iban tranquilos y seguros de lo que habían deducido y escuchado.
Unos días después, un vecino le comentaba a Mariano que la fabrica donde trabajaba había cerrado, con lo cual se había quedado sin trabajo. Este estaba muy nervioso empezando a perder peso en pocos días.
Mariano intentaba hacerle comprender que de momento no debía preocuparse, pues sus ingresos no serían menos, ya que tenía la retribución del paro.
Además de aconsejarle que mientras no le aparecía trabajo intentara hacer cosas que no había podido hacer antes, a la vez que fuera echando currículums a las empresas cercanas.
Este no sabia que hacer, y se pasaba horas con Mariano ayudando en pequeñas tareas del negocio, ello le ayudo a ver la actitud de este, y sin quererlo ahuyentaba su ansiedad.
A las pocas semanas de estar en el paro le llamaron de una empresa en la que había dejado sus datos. Empezando a trabajar inmediatamente en ella.
Al poco tiempo del altercado en su negocio a Mariano le toco un boleto de lotería, el cual invirtió en un local cercano al suyo para abrir una cafetería.
Escogió gente de la vecindad y una mujer que vivía en la calle, dándole la oportunidad de un puesto de trabajo con sus consiguientes ingresos.
A la mujer le costo mucho habituarse, ya que no estaba acostumbrada a llevar una vida ordenada, a la vez que estaba inmersa en una gran depresión por causas personales.
Mariano todo esto lo entendió. Y eso que Lourdes, que así se llamaba, al no encontrarse bien, estuvo días de baja durante los primeros meses. La iba supliendo él cuando podía o con estudiantes dispuestos a trabajar días sueltos.
Hubo gente que lo criticaron por esta decisión. Incluso llegaron a decir que no sabia escoger bien, o que había sido mala suerte el que ella estuviera enferma. Pero Mariano no lo veía así.
Aún con más trabajo que nunca y con los pequeños inconvenientes que le habían surgido, el seguía contento, cantando por las calles y en sus respectivos negocios.
Nunca se le veía una palabra más alta que la otra, ni de mal humor. Ya le podían salir los retrasos o problemas que fueran, que él, no los veía como tal. Los solucionaba en el menor periodo de tiempo posible, siempre con una sonrisa o una palabra de ánimo para los que le rodeaban y estaban inmersos en estos.
Los negocios de Mariano en cuestión de un par de años subieron como la espuma. La mujer a la que dio una oportunidad resulto ser una de las mejores trabajadoras que tuvo nunca. Siendo una magnifica organizadora de sus empresas. Formo una de las mayores franquicias en tiendas de comestibles y de cafeterías en zonas colindantes a donde vivía e incluso lejos de su localidad.
Parte de sus empleados eran personas que en un principio parecían no haber tenido "suerte" en la vida, demostrando que no es así, que la suerte no existe en la mayoría de propósitos.
Que las personas lo que necesitan para su buen avance son a ellos mismos y a alguien que crea en ellos, ofreciéndoles oportunidades, apoyos, paciencia, comprensión, cariño y confianza. Unido todo esto a su propia voluntad y perseverancia, logrando y sacando el mayor partido de su persona.
Mariano el cantarín logro sacar lo mejor de si mismo y de los demás , con el principio de una sonrisa, actitud positiva y amor. Estas abre las puertas a todo lo mejor y la superación de cada uno.
Sabiendo que las dificultades están ahí para solventarlas y hacer que todo lo que venga sea mejor y más fácil de solucionar.
Todo depende de como te lo tomes y como actúes en cada instante y decisión de tu vida. maricmasi.
LUNA SERENA.
Enlaces que pueden ser de tu interés: http://www.lcc.uma.es/~ppgg/html/exito.html
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