Alma era una chica universitaria sencilla y responsable que cursaba sus estudios fuera de su ciudad.
Trabajaba por la mañana y por la tarde iba a clases de enfermería. Alargando el estudio a parte de la noche.
Cada tarde en el tiempo de descanso de la universidad se tomaba un café en una cafetería colindante a está. Iba con sus compañeros intentando divertirse, contando anécdotas que les habían sucedido a cada uno o analizando donde ir el sábado por la noche. Les encantaban contar chistes, pasando esa medía hora distendidos y relajados. Todos conocían a los camareros del bar y a su dueño. Uniéndose a las bromas que estos hacían.
El dueño tenía una cierta edad, los demás trabajadores eran chicos algo más jovenes a excepción del que llevaba más tiempo trabajando con el dueño, Juanete, que es como lo llamaban todos. Por la confianza entablada con ciertos clientes.
Los amigos de Alma es como se dirigían a él.
Ella se lo recriminaba a sus amigos, pues no lo veía apropiado. Para ella era como si estuvieran hablando de la forma que toma el dedo del pie cuando se deforma. ¡Vamos el llamado tan dolorosamente juanete!. No andando muy desencaminada, ya que a Juan no le agradaba nada que le llamaran de esta manera. Alguna vez ya lo había comentado delante del que le haba nombrado así y bastante enfadado por cierto. Incluso, un día tiro al suelo un plato del enfado que había cogido. Llamándole la atención su jefe por este hecho.
Reprimiendo sus impulsos desde entonces. Pero la expresión de su cara lo decía todo.
Los amigos de Alma se metían con ella, ya que Juan la atendía con suma cortesía, cambiándole la cara cuando lo hacía. Este había demostrado en multitud de ocasiones un cierto carácter agriado.
Por eso les llamaba la atención a ellos.
A Alma cuando le hacían alguna referencia sobre Juan y ella, se enfadaba, ya que no le gustaba que realizaran ciertos comentarios y más cuando el andaba cerca, ya que pensaba que se lo podía tomar en serio.
En varias ocasiones Juan le había dicho de ir a tomar algo el sábado por la noche. A lo que ella se había negado. En ese momento no pensaba ni por asomo en relaciones fuera de la amistad. Estaba interesada en otros asuntos. Su prioridad era terminar sus estudios.
Llego el viernes por la tarde. Estaban tomando el café como siempre. Hablando entre todos lo que iban ha hacer el sábado. En ese instante llego Juan a llevarle un bocadillo a Raúl un chico del grupo que estaba sentado en la mesa con Alma. Todos compañeros de universidad. Así que en medio de las bromas que estaban realizando, uno del grupo, Andrés, se dirigió a Juan,
-¡Oye Juan! ¿quieres venir mañana a tomar algo con nosotros?
Juan incrédulo le pregunto,
-¿Estas de broma o me lo estas preguntando para quedar mañana?
Alma, se quedo sorprendida ante la invitación de Andrés a Juan.
No le apetecía nada que viniera, no por nada, sino, porque sabía que él tenía interés en salir con ella, y era una oportunidad que se le abría para ir con el grupo.
No le apetecía situaciones incomodas, ya que no tenía ningún interés en él, fuera de lo que fuese una amistad.
Juan ante tal pregunta no se lo pensó, acepto sin dudarlo.
Alma al marcharse Juan de la mesa, se molesto con Andrés.
Comentándole que ella el sábado no iría con ellos. Pero el grupo insistió. Aludiendo que no tenía porque estar con él si no quería.
Al final acepto a desgana. Ya que no le apetecía nada quedarse en casa.
Así que llego el sábado.
Se encontraron donde siempre. En el parque del centro de la ciudad. Allí estaba Juan.
Diferente, pues estaba muy bien arreglado con ropa de calle sin el uniforme de camarero.
Estuvieron todos un rato charlando como de costumbre. Sentados en los bancos del parque.
Cuando empezó a refrescar decidieron ir a picar algo. Pasando la cena, distendida y divertida. Hablando los unos con los otros, haciendo chistes y riendo.
Alma se lo termino pasando bien, sin sentirse incomoda por la compañía de Juan. Es más, termino charlando con él, manteniendo esté la compostura todo el rato.No menciono ni una palabra fuera de lugar, ni nada que la incomodase.
Al termino de la cena decidieron ir a tomar algo, repartiéndose en los coches que tenían. Durante el camino mantuvieron la diversión, reían y charlaban. Conduciendo con prudencia.
Llegaron al bar musical de costumbre. Donde estuvieron parte de la noche. Prosiguieron , alegres y divertidos. Algunos habían bebido más de la cuenta. Así que al salir del local solo se colocaron delante del volante los que no habían probado el alcohol. Era una norma que tenían por costumbre. Admitiéndolo sin ningún problema, pues sabían que era lógico que así lo hicieran.
Para volver a casa se repartieron en los coches como de costumbre.
Alma se había acomodado en el mismo vehiculo en el que había venido, cuando Julian el conductor de este le comento que iba directamente a la torre de sus padres a pasar el domingo. Con lo que tuvo que salir del vehículo mirando cual tenía una plaza libre.
Observo que todos estaban llenos. Menos el de Juan.
No le hacia ninguna gracia ir con él. Lo hablo con sus compañeros, pero los demás iban por otras zonas más alejadas de su casa. Juan era el que iba más cerca del lugar donde vivía.
José amigo y compañero de clase de Alma se dio cuenta de la incomodidad de su amiga por el hecho de ir a solas con Juan. Así que se ofreció a acompañarla para que fuera más tranquila.
Juan lo interpreto tal como era.
La desconfianza de Alma para su persona no le gusto demasiado. Notándose en el rostro de esté.
Y... no se cayó.
-¡Si quieres puedes ir andando. Si así vas más tranquila. A mi no me parece mal!
Alma y José se callaron.
Subiendo al coche ya que por allí estaba dificil el medio de transporte.
Podían intentar llamar un taxi. Pero no sabían si abría servicio y si lo había, cuanto tardaría.
Así que muchas opciones no tenían.
Juan dejo a Alma en su casa. Luego a José. Dirigiéndose seguidamente a su casa. Ya cansado.
A mitad de camino dio la vuelta con suma tranquilidad.
Alma ya en su casa, estaba terminando de ponerse el pijama cuando alguien llamo a su puerta con insistencia. En principio se asusto ante la insistencia y forma de sonar el timbre.
Cogió el teléfono de la portería para preguntar quien era.
Una voz angustiada al otro lado le decía¨:
-Baja, por-favor. José, se encuentra muy mal y necesito que me ayudes para llevarlo a un servicio de urgencias.
-¿Juan? ¿eres tu?¿que pasa ?
-Baja rápido. Esta muy mal.
Alma ante la angustia de Juan se puso el abrigo y bajo rápido las escaleras.
No llego a salir de la portería cuando alguien la cogió por detrás. La tapo la boca con algo...
Al rato, no se sabe cuanto, Alma despertó muy sedada. Le costaba abrir los ojos, no veía nada. Estaba a oscuras. No sabia donde estaba, se encontraba muy confundida, le dolía todo su cuerpo, tenia frío, y cuando quiso mover los pies y las manos, no pudo. Inmediatamente se angustio. Quería ver algo pero no podía. El no poder moverse, el no saber como estaba, ni donde, le creaba un estremecimiento por todo su cuerpo.
Incluso no acertaba a pensar, a deducir, ante la incertidumbre que sentía.
Conforme se iba despertando se daba cuenta de que tenia poca ropa. De ahí su frió.
Esto le produjo mayor angustia.
Lo ultimo que recordaba es que estaba en casa con el pijama y la bata. Saliendo rápido de su casa por algún motivo. No recordaba el porque.
El no llegar a recordar ni entender el porque estaba de esa manera le provocaba mayor agobio. Cuanto más esfuerzo hacia por soltarse, por arrimarse a algo, peor se encontraba, hasta el punto que llego a pensar enloquecer. Pero no...
No pudo soportar todas las sensaciones que estaba sufriendo padeciendo un desmayo.
El lunes por la mañana todo transcurría con normalidad. Los alumnos volvieron a la universidad, Juan a su trabajo.
Pero Alma no apareció por la clase. Eso les extraño a los compañeros hablándolo entre ellos. Cuando fueron a tomar el café, Juan al ver la falta de Alma, pregunto a los chicos,
-¿Y Alma?¿ viene más tarde?
-No. No a venido a clase. No se si vendrá más tarde. Contesto Andrés.
Siguieron la rutina del día hasta el día siguiente. Volviendo a echar en falta la presencia de Alma.
Se volvió a hablar de ella en la universidad y en el bar.
José decidió llamarla al móvil para ver que es lo que le pasaba, pero hacia los tres tonos correspondientes y luego saltaba el contestador.
"Alma, soy José, cuando puedas me llamas. Quería saber como estas.
Al no venir a clase e pensado que a lo mejor estabas enferma".
Hasta pronto.
Y así dejo el mensaje unas tres veces.
Al ver que pasaban los días y que no recibían noticias de Alma se llegaron a preocupar.
El miércoles por la tarde se volvió a hablar en el bar de ella.
Juan se dirigió a ellos al escuchar que estaban hablando de Alma,
-¿No se habrá ido a ver a algún pariente?.
Algo comentó el sábado por la noche.
-A nosotros no nos dijo nada.
Pues tela si se ha ido y más habiendo clase. Luego vendrá a pedirnos los apuntes.
De todas maneras tiene que trabajar.Dijo José
-Bueno me comento que tenía varios días de vacaciones por coger y que para no perderlos quizás los cogía una de estas semanas. Aprovechando para ir a ver a sus padres, en especial a su madre, que anda un poco delicada. Prosiguio Juan.
-¡Pues vaya, sabes tu más que nosotros que estábamos todas las tardes con ella!.Dijo Julian.
-¡Que tranquila es. Y nosotros preocupándonos!. ¡Espera que vuelva!
Mientras tanto Alma seguía despertando-se, semiconsciente. Débil por la situación. Sin comer ni beber.
CONTINUARA...
-La confianza es creer en las cosas y las personas. Pero sigue siempre tu instinto.
Cuando veas engaño, mentira y falsedad ¡ Cuidado ! Si sigues confiando te puede llevar a la más dolorosa situación y al mayor de los desengaños-. maricmasi.
Que tengáis todos una muy buena semana. Encontrando en ella energías de lo más positivas.
Confiar en los que os da motivos para ello y precaución con los que usan la falsedad en todos los sentidos.
LUNA SERENA.
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