MELENAS EL GRAN LEÓN COBARDE. Narración corta.

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MELENAS EL GRAN LEÓN COBARDE.

Melenas era el león más fuerte de la selva africana, todos estaban acobardados por sus fuertes rugidos. Cuando este los hacia seguidos quería decir que estaba hambriento o enfadado.

Entonces todos los que lo escuchaban corrían alejándose del lugar de donde provenían.

A Melenas se le había subido a la cabeza su fuerza y poder. Tanto que no solo cazaba para comer sino que dañaba a los animales despistados que se encontraban a su alrededor, alegando que era para afilar sus uñas, así las mantenía en perfecto estado. Los animales que lo escuchaban, lo miraban de reojo intentando pre-veer sus reacciones, otros le daban la razón adulándole, le cepillaban el pelo, le quitaban los insectos que se incrustaban en su piel con la intención de mantenerse siempre protegidos por Melenas, tanto como para evitar su ataque como el de los demás animales salvajes que habitaban en la zona.

Pero lo que no sabían en ese momento es que ello no les ofrecía la protección que ellos esperaban tener.

Melenas era muy egoísta, le gustaba que estuvieran por él, pero cuando tenía hambre y no quería molestarse en ir a cazar, si estaba a solas con alguno de sus serviles compañeros, ¡zas! de un zarpazo iban directos a la boca del fuerte león y si era muy grande el que le acompañaba sus dientes y zarpas iban directas al cuello de este con una muerte totalmente fulminante.

Así estaba él de hermoso y descansado. Lo tenía todo sin nada a cambio. Cuando sus compañeros no iban al son que el deseaba con un gran rugido lo solucionaba. Comenzaban a temblar acatando todos sus deseos.

Un día llego al lugar una gran leona con dos de sus cachorros. Melenas la distinguió de lejos, la belleza de la hembra llamaba la atención a la vez que su olor.

Ara que así se llamaba la leona entro muy tranquila al territorio de Melenas. Este no dijo ni pió, pues en su mente se movía toda idea de macho. -Esta para mi. Se dijo.

Los demás integrantes del grupo quedaron sorprendidos por la cordialidad que Melenas demostró a Ara. Los demás integrantes del grupo hicieron lo mismo en vista del gesto del león.

Ara estaba desconcertada de tal recibimiento. Su intuición le decía que no debía fiarse.

Y así lo hizo. Siguió con el grupo pero con sus cachorros siempre al lado. Esto a Melenas no tardo en molestarle, para él las pequeñas crías eran un estorbo para acercarse íntimamente a la leona.

Aún así Melenas se arrimaba a ella intentando hacerle carantoñas, pero Ara se negaba, pues no estaba dispuesta a algo más que no fuera una relación de grupo.

Como Ara no se dejaba acariciar por Melenas a esté le entraba un fuerte calor por todo el cuerpo hacia la cabeza, se ponía de muy mal humor. Se alejaba de la zona enfadado y cuando no era visto destrozaba todo lo que se hallaba a su alcance, fuera lo que fuera. Melenas tras insistir unos días no conseguía lo que quería, entonces ideo con cuatro de sus servidores un plan para que estos se llevaran a los cachorritos lejos de la madre, así la podría debilitar haciendo lo que quisiera de ella y dominarla por completo.

Siempre conseguía lo que quería y con Ara no iba a ser menos.

Así que tras las ordenes de Melenas cuatro de los leones del grupo esperaron a que los pequeños leones se alejaran de su madre. Los mantenían constantemente vigilados, pero Ara no se alejaba así como así de sus cachorros. Era una madre perfecta.

A los pocos días los bebes leones, jugando, se escondieron detrás de un gran matorral. Los leones que los estaban vigilando no desaprovecharon la ocasión, se acercaron a ellos rápidamente y integrándose en su juego los alejaron de la zona con la intención de tirarlos por un barranco cercano, tal como les había ordenado Melenas.

Ara no tardo en notar la falta de sus cachorros, así que enseguida empezó a rastrear su olor.

Era ágil y rápida y por ello no tardo en localizar a sus hijos con los cuatro leones. Se acerco sigilosamente para ver que es lo que estaban haciendo. Estaba intrigada.

Tras seguirlos sin que ellos se dieran cuenta y observar sus gestos se percato de que se estaban acercando demasiado al precipicio. Comenzó a caminar dirección a ellos, su mente le decía que algo no iba bien. Observo enseguida que uno de los leones estaba incitando a los cachorros a ir marcha atrás, acercándose peligrosamente al filo del barranco. Uno de ellos no tardo en resbalar, en su arrastre quedo sujeto por las patas delanteras a una rama que estaba en el borde.

Ara que lo vio, sin pensarlo corrió dirección al barranco, con sus zarpas quito del camino a los leones que estaban delante de los cachorros y con sus dientes agarro enseguida al pequeño.

Con su gran cuerpo hizo que estos se pusieran detrás de ella y con gesto amenazador hacia los leones intento sacar a los pequeños del lugar. Los leones la siguieron con intención de coger a las crías, pero Ara dando la vuelta los aparto con fuerza del lado de sus pequeños.

Los leones al ver la energía y valentía de la madre y como protegía a sus cachorros intentaron escapar, pero Ara no les dejo. Sin pensarlo agarro por el cuello al más endeble y presionándole con los dientes su cuello le obligo a que le contara lo que querían hacer con su pequeños.

Este no lo dudo y le contó toda la historia.

Ara no se quedo impasible y hablo con parte del grupo de Melenas, estos les contó la situación que vivían con él y la incógnita que existía sobre la desaparición continua de parte de ellos.

Entre todos idearon un plan.

Los más ágiles y espabilados mantenían vigilado a Melenas, incluso Ara lo engatuso de tal forma que logro saber por su boca de que sus compañeros le servían de alimento cuando se encontraba a solas con ellos y no le apetecía molestarse en cazar. Ara quedo perpleja de lo que le estaba contando, éste cuando observo que sin darse cuenta le había contado uno de sus mayores secretos se puso rabioso exigiéndole algo que la leona no estaba dispuesta a ofrecerle.

Empezaron con un forcejeo, el era más grande y más fuerte con lo que le estaba costando alejarlo de ella. La leona al ver que Melenas se ponía cada vez más agresivo ante su rechazo, le dio un zarpazo, rompiendo parte de sus uñas, encontró en su defensa una piedra por parte de Melenas que iba dirigida a sus patas.

Melenas ante la gran fuerza de Ara empezó a chillar. Ara al escucharlo quedo totalmente sorprendida,

- Venir a mi compañeros. Dijo Melenas. Ara me ha agredido, me ha contado un secreto y me ha intentado dañar para que no os lo cuente. Pensando que estos iban a estar totalmente de su parte.

El grupo se acerco rápidamente, pero no precisamente por lo que estaba diciendo Melenas.

Parte del conjunto los había estado observando y viendo la valentía de Ara se acercaron a ellos pero defendiendo a Ara.

Melenas quedo aturdido, no se esperaba tal reacción, comenzó a correr. Sus compañeros le siguieron haciéndole entender que estaba fuera del grupo. Cuando Melenas entendió el mensaje se quiso revelar, comenzando una pelea con parte del grupo y él. Tras un rato de arrastre y zarpazos vio que le era totalmente imposible defenderse de tan ardua defensa y que la cosa iba muy en serio.

Se dio cuenta de que había perdido su fuerza, la fuerza del grupo le superaba y que estos no estaban dispuestos a perdonarle, ya era bastante que le perdonaban su vida, tampoco el quería ser simplemente un integrante más del grupo, así que se marcho todo magullado y con la cola entre las piernas en busca de otra manada donde poder ejercer su poder.

Solo que no encontró otra manada en la misma situación que la de su anterior grupo. Se encontró solo. Tuvo mucho tiempo para recapacitar dándose cuenta de lo que había hecho y la consecuencia que había generado. Ello le llevo a envejecer solo y enfermo, pues nunca más pudo integrarse en otro grupo por las formas que tenía, pues aún a sabiendas de lo sucedido no quiso cambiar, el quería mantener su poder como jefe.

¡Y lo hizo! pero completamente vacío y solo. 

Montse Cobas. 

QUE TENGÁIS UNA MUY BUENA SEMANA.

RECIBID UN ABRAZO DE LUZ PARA TODOS VOSOTROS, QUE ELLA OS PROTEJA Y OS AYUDE EN LA TOMA DE BUENAS DECISIONES.

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