Quizás volvieras para reconocerme, reconocerte desde el propio Espíritu, nuestro Espíritu Esencial.
Ese que no se ve, pero si eres consciente, observas en relax, lo advertimos y sentimos, es, paz, es armonía, es amor desde nosotros, es Esencial, tan esencial que lo percibes tal cuál, sin necesidad de que te señalen, enseñen, sólo hace falta consciencia de qué existe y entrar en el estadio oportuno para admitirlo y forjarlo.
Adentra-te y escucha su sintonía, su vibración, su quietud transitoria, expandiendo.
Porqué esparce.
Estás en esté lugar y en Otro, Otros.
Enraizados y enraizando, compartiendo.
Y, entonces, en esa quietud no necesitas nada más, sólo el medio, el entorno circundante que lo propone, lo admite y lo genera, buscado y realizado.
Y en ello, entra.
Tú silencio, el sonido externo que lo recrea y concibe, tu serenidad ambivalente , los pensamientos, sentimientos sumamente positivos que van desde ese amor enorme que emerge de Ti.
Por Montse Cobas.
Estudiando, analizando nuestro silencio...
Podemos descubrir.
Comentarios