Cuándo dos seres o personas se encuentran,
viven un momento único,
haciéndolo individual,
sólo lo viven ellos, pudiendo plasmar en el entorno, algo.
Pero en ese rato, unifican, comparten y expanden, gran o mínima-mente.
Son espacios de segundos, minutos, horas y días extensibles a una vida,
qué repercuten, en ese tiempo o en el futuro.
Sólo cuándo se halla otro episodio, volviéndose a encontrar,
entonces, aparecen infinidad de sensaciones arrinconadas,
desde atrás, qué sino se dejan expuestas, pueden significar un gran apuro,
para mantener el trato entre ambos.
Hay tanto desconocido, tantos sentimientos, tantas imaginaciones,
deseos, ilusiones, dramas, traumas en ellos, qué sólo una relación,
que esté unida por una esencia fuerte podrá seguir adelante.
Ante las circunstancias, es un velo a descorrer, conociéndose el uno al otro,
descubriendo las debilidades propias, descubriéndose y ante la bondad,
mantenerse abiertos a la verdad, procurar-la, aspirarla, saberla, aunándose en dos.
Logrando mantener una interacción única, para pocos, llegar a ella, es la transmutación,
la superación, el conocimiento de uno y del otro, transcendiendo,
infinidad de obstáculos, para así llegar a tal conocimiento,
qué sera muy difícil destruir su unidad.
Una Unidad, a fuerza de Amor, de buena voluntad, paciencia, capacidad y benevolencia,
olvidándose, hoy en día de tales factores, que llevan a la gran notoriedad.
El logro es un gran reto, para muchos qué así lo deseen.
Saber lo que uno quiere, y puede.
Por Montse Cobas.
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