Concertar una cita con el destino, son tiempos atrasados y deliberantes, esos que nos pasan, buenos o no tan buenos, sin embargo nos encaminan y nos obligan a través del tiempo y del momento ha tomar decisiones drásticas o fluidas, esos tiempos que mirando para atrás nos ha determinado a lo que hoy es y somos, recuerdos en un olvido que asoman ante situaciones parecidas o rememoradas, asomando los a la realidad, al hoy, y entonces duelen o te inspira concordia y alegría, esa alegría tenue, serena cuándo has ido superando o aún se está en ello qué se ha integrado en uno mediante la experiencia del bien y el amor por uno, hacia los demás y el entorno, no por mucho que nos haya sucedido anómalo debemos ser peores, aunque cada uno es lo que puede y consiente o se deja llevar, pero creedme se lleva mucho mejor, te abastece hacia delante sobrepasando la realidad del sufrimiento mitigando lo, haciéndolo tolerable e incluso inocuo, esa paz qué se transmite hacia los demás, pase lo que pase dentro de nosotros o exteriormente incapacitados a resolverlo, se persigue la subsistencia mejor, y mediante esos pasos dados desde atrás, vemos, que en nuestro camino vamos concertando una cita con nuestro destino, es incógnita, pero llegado a una edad, vemos qué ésta se va acercando, lo percibimos, y desde todo ese trayecto, desde esa misma paz que nos hemos labrado, pese a lo que pese y padecido, porque así lo hemos trabajado para lograrlo, nos vamos acercando a ella, y ya aún miedos interiores a recaer drástica-mente, tenemos confianza en que seguiremos en la misma linea y lo superaremos, lo llevaremos bien hasta que llegue, quién sabe...lo qué nos espera, y aunque tengamos una posible idea, está puede estar equivocada o cambiada, pues en el ir pasando el tiempo, vamos caminando hacia delante, haciendo cambios, grandes o pequeños, que puede variar lo que creemos que será, y así, pasito a pasito o grandes pasos, vamos avanzando a esa nuestra cita con el destino, ¿cuál será?.
Por Montse Cobas.
La Naturaleza del Destino, siempre desconocido. Hasta qué lo conocemos.
Comentarios