🏁
Encontrarte de pleno con la realidad nunca imaginada es cómo ir corriendo y darte de frente con un muro de piedra.
De golpe te encuentras en ese vació, asimilando lo qué has vivido y cómo lo has vivido, darte cuenta de la verdad, una verdad que se te estaba vetada por sentimientos, por desconocimiento y por cuentos de color de rosa, inexistentes.
Es, conocer ante lo desconocido realidades no previstas, aprendiendo tarde o temprano lo que se ha de aprender, a ser una misma, con tu plena naturaleza del ser, amándote y aprendiendo a amar a quienes en verdad lo merecen y a quienes no se lo merecen hacerlo desde la distancia, pero ante todo siendo una misma, volver a nuestra verdadera esencia, muchas veces por las situaciones en sí olvidada, algo no enseñado, desaprender actitudes, obligando las nuevas realidades ha realizarlo, o se aprende o se repite lo ingrato, así qué por inercia, por obligación se cambia, a veces, sacando de una misma su propia fuerza, hasta ese momento ignorada. Un estallido de emociones juntas, quizás de muchos años, de toda una vida que resurgen para decir, basta, hasta aquí.
Así qué no es de extrañar y no hay qué extrañarse del resultado final y sus consecuencias en muchas ocasiones qué lleva al resurgimiento de la persona y por ende del Ser.
Dejando, en ocasiones, mucho atrás.
No es de extrañar.
El verdadero cambio proviene de tu persona, derivado de la asimilación de lo que sucede y lo necesario para cambiarlo.
La Fuerza para hacerlo proviene de ti y de la voluntad qué estés dispuesta y puedas utilizar.
La vida, los sucesos, las experiencias, te obligan a cambiar, te sacan del lugar dónde te encuentras, aún sea a empujones, por necesidad. La fantasía ingrata.
Por Alma azul.
Comentarios