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Un árbol.
Así cómo un árbol tiene sus raíces y sus ramas, sus frutos, así somos los seres humanos.
Cada raíz, cada decisión qué se toma nos enraíza más a lo qué queremos y necesitamos.
En cada paso del tiempo por muy pequeño qué sea crecemos y vamos en busca de lo deseado. Cada crecimiento o movimiento da fruto, así cómo cada rama.
El fruto mayoritariamente puede ser hermoso, aunque los hay qué nacen dañados, así el trato o lo recibido del ambiente o entorno de diversas formas. Maduran, caen, dando paso a otros nuevos qué dependiendo de los cambios realizados serán más espontáneos, más sanos, o todo lo contrario.
Así cómo el árbol es preciso, empoderado, hermoso, crece fabulosamente y se le ve, sí el trato, la tierra, el agua, el aire es puro y respetuosos con él, así es el ser humano, todo tiene el mismo fluir y reacción esencial, puede ser perfecto o no tanto, depende de lo encontrado o ocasionado.
El malestar, el daño se ha de sanar, subsanar, a través de la riqueza y naturaleza qué nos pertenece ayudados por lo qué recibimos externamente, de ahí el sumo cuidado y conciencia de ello para obtener los mejores resultados, ya no sólo desde la individualidad de cada ser sino también de lo qué nos rodea, sumamente importante.
Diagnosticarlo, observarlo a tiempo nos da la oportunidad de prevenir y causalmente ver lo qué hacer para vivir y estar mejor.
Las necesidades siempre son básicas, al igual qué el ser conscientes de cómo queremos estar y vivir en la vida, atajando lo nocivo desde el inicio para evitar males mayores, creando así un mundo fantástico no por lo ilusorio, sino por la realidad materializada por cada uno de nosotros y nuestros buenos deseos, no solo para con nosotros mismos, también para los qué nos rodean, siendo uniforme y con un mismo propósito loable conseguido.
El bienestar natural con la Madre Tierra, pues tenemos más qué ver con ella de lo qué muchos piensan, dónde se viviría, cómo cubriríamos las necesidades básicas sin ella, cómo nos interrelacionaríamos...
Una reflexión esencial.
Seamos como un árbol, juntos, para un mismo fin, beneficiándonos mutuamente. Es qué lo tenemos, limpiar, subsanar, sanar, regenerar, crecer, vivir en armonía y homogéneamente dentro de la pureza del medio natural qué se ha deteriorado desde hace mucho. De ahí la elección qué irradia a través de nuestra mente y pensamiento hiendo a la forma correcta.
La transmutación y la libertad de vivir sanamente.
Muy buenos días, siempre, desde, 💛
Por Alma Azul.
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