Admitir qué hemos sido engañados o traicionados muchas veces cuesta, en bastantes ocasiones se mantiene en silencio externo, sin embargo internamente se lleva, gestionarlo, dejarlo fluir, se debe.
No es fácil.
Es aceptable recordarlo y tenerlo en cuenta para un futuro, idóneo. Es lo qué se llama aprendizaje, prudencia y correspondencia.
Mientras qué eres bondadoso, amable ... todo puede ir bien, o no porque no siempre es aceptado, sin embargo cuándo no recibes por igual o equitativamente y se pone limites, entonces, todo cambia, puede ser entendido, o puede ir en contra de uno, cuándo cesas de obrar noblemente y miras por ti, puedes ser catalogado de lo contrario, pero nada más lejos de la realidad, simplemente obras en concordancia con lo recibido o no recibido, alejándote o diciendo hasta aquí a lo qué se haya originado en cualquier tema o relación.
La neutralidad e imparcialidad se ha de mantener a la hora de juzgar o de opinar en algo qué no hemos estado totalmente integrados, es decir sobre un tema de otros, ya qué la verdad la saben cada uno de los protagonistas, teniendo en cuenta qué hay gente sincera y gente qué no, qué las personas qué han hecho daño es muy difícil que lo reconozcan ante otras personas, inculparse sería cómo enterrarse, pero lo saben, y con eso tendrán qué vivir, tengan o no cargo de conciencia. Está situación puede conllevar intentar marchitar a su victima para qué en el caso de qué se dignara ha hablar quitarle credibilidad.
El qué hace o actúa mal en contra de alguien malévolamente no le debería extrañar luego del resultado qué pueda gestionarse.
Todo tiene consecuencias.
Los limites están ahí para ponerlos, y sino se ponen desde el principio, el limite llega pero al máximo, pudiendo ser más radical, rompiendo o separándose totalmente de lo qué está ocasionando un daño personal, físico, emocional, espiritual o económico.
Se han dejado de lado los valores, las enseñanzas correctas, dónde la honestidad, el mirar por uno, por el otro y conjuntamente se han olvidado, originándose lo qué estamos viviendo.
A partir de la conciencia y el aprendizaje de lo qué sucede cada uno habrá de maniobrar lo qué necesita y quiere en su vida, no es fácil, pero no es imposible, comenzando a dar los primeros pasos adecuados cada uno de nosotros para mantener el equilibrio en nuestro interior, en nuestra vida y en el resto.
Todo empieza en uno y desde uno mismo.
Mantener la calma, observación, entendimiento, aprendizaje, enseñanza y obra correcta.
Disolver patrones incorrectos y negativos. Es está etapa a través de la verdad y la realidad subyacente qué emerge, y lo hace para esto mismo.
No, sentirse abrumados.
Todo pasa. De toda precariedad se sale fortalecido en todos los sentidos. Con enseñanzas qué se han de hacer correctas, de eso ha de servir, si obra al contrario, no habrá servido de nada todo padecimiento, dificultad adversa y dura, sería integrarse en ello sin ningún cometido tan solo la destrucción del ser y del resto.
Estamos trascendiendo.
Por Alma Azul.
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