Cuándo observamos al medio natural...
El cielo, el mar.
Vemos la fluidez, la ligereza en su movimiento,
es lo más parecido a la Esencia Madre.
A lo qué requiere. Y es.
Dónde habitamos, en el reino de la Naturaleza, la tierra,
está tiene qué alivianar lo qué el ser humano origina,
es un conjunto, lo somos,
pero el hombre distorsiona, contamina desde dentro hacia fuera,
de fuera hacia dentro,
teniendo el medio que subsanar.
Tiene sus métodos, y lo realiza a través del aire, el oleaje,
de sus ciclos, primavera, verano, otoño e invierno.
Además de lo qué se compone.
No es casual.
Es perfecto.
Debemos ser parte de él, no, separados...
facilitando el equilibrio.
Evolución...
La Madre Tierra lo hace y lo está haciendo,
en continuo proceso, habituándose y subsanando lo existente.
Cansada y con mucho esfuerzo en muchas ocasiones.
Ahora tiene un aliado, el Universo, qué viene a ayudar,
ya basta de alteración, de dolor, es cómo dijere.
No somos acordes a lo qué se requiere,
y entonces, transmutación.
La paz, se necesita, la abundancia es parte del todo,
no hay escasez, hay maniobra contraria para ejercer esfuerzo,
sin embargo, ya todo cambia, ha de cambiar,
no se puede seguir de la forma qué se esta y estaba dando.
Y por eso lo qué sentimos. Se ha de ser neutral, disipando todo malestar.
Seamos cómo en aire y el mar, la tierra misma, qué dentro de su tranquilidad, limpia, depura, armoniza en los momentos de contaminación, contradicción y alteración, son procesos qué se han de seguir, todo ser, si queremos ser inertes y sanar. Hiendo al foco, a la raíz de lo qué daña o perjudica. El motivo, toda causa.
Y así se está dando.
Hasta encontrar la parcialidad y toda sanación, completa.
Y será a todos los niveles, y no por medios tóxicos o químicos, sino por medios naturales, qué el mismo medio Universo, accionara. Desechando estos. Es lo qué altera y daña.
Ser Luz en la inmensidad, en la Eternidad.
Por Alma Azul.
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