Y el viento... susurra, a través de las rendijas,
de la ventana, se escucha y armoniza.
Encanto materializado de lo qué obra el viento suave.
Ese, qué al fin y al cabo,
también te busca, te entiende y te siente,
y se abruma.
Hoy, ayer, el viento asomó, para decirme qué aquí estoy, yo.
Te escucho, os escucho, y me nombro en cada movimiento, ese....
qué se asimila a cada vahído vuestro, muy sentido...nítido,
llamando al consuelo qué nunca llega, porque está ahí adentro,
irreconocible, sin embargo lo acaricio, lo consuelo a través del viento.
Un movimiento.
Por Montse Cobas.
Qué nos trajo el viento.
Qué nos dio el viento.
Pureza.
La interiorización, el menester sanador, místico, espiritual, el servicio del viento suave, no todo es daño, aunque a primera instancia lo parezca.
La brisa.
Amada, porqué de amor se trata, cuándo eres, y das amor.
Ahh!, pero no carguéis a la Madre Tierra de enfado, de ira de dolor de padecimiento, él a su vez también se cargara, se defenderá, él reaccionara, el transmutara, limpiara irremediablemente para llevarse tanto sufrimiento, tanto malestar y disolverlo aunque con fuerza fuere.
La vida en sí toda vida.
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