Cuándo te das cuenta de qué la inexperiencia, la juventud, el desconocimiento, el dejarse llevar por el sentimiento extremo, por insinuaciones o formas una detrás de otra hasta qué caes, no ser consciente, sólo nos lleva a la equivocación, por mucho qué nos dejemos llevar por el corazón, hay otras verdades, otras emociones a atender, vivirlo mutuamente desde la armonía, es el mejor momento o etapa, vivirlo en soledad, uno sólo atendiendo a una emoción qué subyace no sabemos cómo, pero lo hace, fuerte.
Despegarse de ella, sacudirla, mitigarla, disminuirla de tal forma qué no nos afecte irremediablemente es saberlo hacer, desde el conocimiento qué dan los años, las vivencias y las experiencias, esas, qué determinan y nos dan unos resultados no agradables, ante la nueva realidad qué no vimos en su momento por diferentes circunstancias o datos, sabiduría qué faltaba.
Y así aprendes, a ser y actuar diferente, a mantenerte en calma, a esperar, a gestionar, y aprender a avanzar, desde tu único conocimiento de saber a qué realmente debemos atender, sin excesos, sólo en armonía, serenamente, paso a paso o pasito a pasito, cada uno a su ritmo, porque todos tenemos el nuestro, nada comparable con el resto.
Y es esa emoción extrema, sea cuál fuere, ese enclaustramiento en ella, queda atrás, aprendiendo a fluir, a no tenerla en cuenta, alivianando su extremo, qué no deja avanzar, impidiendo sentir nada más.
Y por eso, se aprende.
Es el fin.
Aprender qué todo es porque tiene qué ser, qué hemos de saber mucho o poco de todo con el tiempo, hasta de los sentimientos, qué no todo es cómo desearíamos, ni cómo pensamos qué es, qué todo tiene su momento e incluso a veces no, qué nada hay que forzar, qué el sentimiento lo podemos sentir, pero a veces hay qué ser realistas, inteligentes y razonables, sino hay conocimiento por mucho sentimiento qué exista, la equivocación puede ser dada, por eso dejar fluir, no gestionar y seguir, lo qué ha de ser será, no todos somos iguales, ni todos sentimos de la misma manera, podemos ser completamente diferentes y en esa diferencia, separar.
Y hay qué seguir, aprender ha hacerlo, y así ha de ser, no pararse indefiniblemente en algo qué no sabemos tan siquiera la realidad, ni acomodarnos en el dolor, sólo podemos conocer la nuestra, llorar, lo justo, y moverse, vivir, siempre vivir, cada uno a su manera, nos espera mucho en cada respiración, en cada paso qué demos, así qué la vida, es así, y la formamos nosotros, teniendo en cuenta y llevándonos por el sentimiento interno, lo justo.
Avancemos.
La transformación.
Tiene qué ver con el aprendizaje y la experiencia, conociendo la verdad.
💜
A veces es irremediable, pero, sí, se puede remediar.
Destrabar un sentimiento, una circunstancia qué se ha padecido y mucho, a veces incluso ambas situaciones, lleva sufrimiento, porque requiere ver muchas realidades vividas durante ese tiempo paralizadas, teniendo qué realizar un periodo de sanación muy complejo. Conlleva una gran transformación del ser, de la persona e incluso física. Requerida si queremos seguir adelante con normalidad.
La complejidad de la existencia de una persona, según sus circunstancias y sus vivencias, para nada iguales a nadie. Sólo lo vive la persona única.
Y de ahí proviene su autentica fortaleza, para nunca desfallecer.
Por Montse Cobas.
Comentarios