Está el viento susurrando como los pensamientos aparecen.
Los agudiza y los presenta.
Los arboles se mueven cómo los barcos en la marea.
Se reencuentra todo movimiento, son parejos, y así se moviliza.
El aroma de las plantas, y a hierba mojada, resplandece un pensamiento.
Un estado.
Ese, qué rememora.
Y , es el viento, el qué se filtra por toda rendija, incluso en ti mismo,
y no porqué tengas fisuras...sino porqué el llega dónde tú ni siquiera esperas.
Y, así, el viento, el mal tiempo, qué no es malo, es necesario qué llueva,
qué revitalice, qué limpie, qué sane toda incongruencia, toda maleficencia, esa,
qué ni siquiera sabemos, hasta qué reaparece, se las lleva el viento.
por Montse Cobas.
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