Muchas veces la superioridad se toma día a día, pero lo verdadero se observa, en tus tiempos de soledad buscada o no, en tus momentos meditativos, en los cuáles aparecen un sinfín de emociones, algunas totalmente desconocidas por uno. Emerge de dentro haciéndote recapacitar si las comprendes, las dejas fluir no encallándose en ellas y está es la conveniencia.
Cuántos ante otros parece cómo sino pasara nada, pero en realidad cuánto pasa en la vida de una persona, cuántos momentos, cuántas historias, cuántas reacciones, cuántas vivencias, cuánto... De todo casi, qué dependiendo de su naturaleza y de sus encontronazos con la realidad, con diferentes seres, ideales o no, qué te aportan, qué te acompañan, qué te destruyen, qué te ves en la obligación de superar y superarte, cuánto es irreconocible y no sabido, hasta qué se descubre dentro de nuestro interior, emergiendo, diciendo, aquí está, porque es lo qué has vivido y no asimilado y ahora toca, levantándote o postrándote, depende de la voluntad, de la fuerza para seguir adelante, de la actitud, del corazón relleno de amor o de lo contrario, de la asimilación qué nadie sabe, nada más de quién lo pasa, y no nos equivoquemos a pocos interesa, sabiendo qué el mayor interesado debemos ser nosotros mismos, teniendo mayor cuidado de hacia dónde se va, a quién le damos nuestro corazón, nuestra confianza, nuestra buena fe, nuestro entendimiento, nuestro acompañamiento, nuestros sentires.... porque ni mucho menos no todos lo merecen, y es más, a veces, y digo a veces, ese no trabajo interior, esas emociones bloqueadas, esas vivencias lastradas qué acompañan y no trasmutadas ni interés por una gran mayoría, inconscientes de esta situación siendo el impulso de muchos para querer doblegar al qué se encuentra, por eso, la selección y la prudencia qué siempre se ha de hacer parte de nosotros, porque el mundo es muy extenso, existe muchos estados internos, en una humanidad perdida desde hace demasiado, porque el mayor sentimiento, el amor, se ha ido perdiendo, bloqueando, dejándolo atrás, incluso desconocido, para ir hacia otra especie humana, integrada, pero para nada cierta, la real aún esta en el interior de cada uno, muy profundo....viviendo, asimilando, procurando ver lo qué hay qué mejorar y sanar, y lo qué por nada hay qué realizar.
Hijos dejados de la mano de Dios.... sin enseñanzas puras.
Perdidos en un mundo incierto, cuándo el amor está dentro nuestro y debería ser con los qué nos acompañan haciéndolo más factible, más fácil, más sereno, más en Dios, con la Paz y esencia Divina, qué proviene y está en todo el Universo. Sin embargo... en cada palabra, en cada acto, fluye, se deja ver, desde muy adentro. Así sutilmente, sin dejarse ver, es imparable, es innato.... Para muchos.
Alzar la vista al Cielo, y observaremos sí somos capaces, y no hemos perdido esa otra realidad, qué está, existe y somos parte de ella, qué no te despisten o entretengan con lo qué no es o no debería ser. Una realidad ilusoria y mal formada qué nos desnaturaliza en casos, totalmente.
Pero, la Conciencia, está en nuestro interior, la Gran Conciencia en la cuál estamos integrados apareciendo cuándo menos lo esperamos. Diciéndonos, Despierta. Suelta y observa, tan sutil, pero tan bravo qué no queda otra qué sentir, y se siente. Y se observa, sintiendo su integridad.
Por Montse Cobas.
La visión interna.
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