Esperar...
Desde el silencio interior, acomodándome y percibiendo diversas emociones, sólo hago qué fluir, emanan, es el momento.
Es el reconocimiento de lo vivido y parte del porque, veo mi parte, no analizo lo externo, qué se hay mucho.
La externa aún me influyo e influye, no me corresponde, ahora he de subsanar lo germinado y encontrado en lo pasado.
Y brotan.
Es el sentimiento profundo qué en su momento no me digne a entenderlo, sacarlo, dejarlo ver, aunque pocos lo vieran.
Casi nadie.
Sólo yo y mi vida, mi existencia, mi ser percibiendo sin permitirse defenderse.
Es la Existencia misma, la qué todo te lo presenta en el tiempo oportuno, se halló, por lo tanto existe hasta qué lo dejas salir, en brote, sin darte cuenta, viendo la realidad, y es qué cuánto hay qué ser valiente, sin esa fuerza, no puedes.
El amor qué hay en mi, ahora, me hace entenderme y entender, querer salir adelante, integrada en la Esencia Madre, me hace fluir, emergiendo todo lo qué ha de emerger, es un vuelo en solitario...
Nadie puede entender lo del otro, nadie, sólo uno puede, el qué lo vive y ha sentido, viéndonos en uno mismo, amo, pero nunca tanto amor por mi, tan necesario.
Aprendiendo lo no aprendido lo no enseñado, sólo la experiencia, el sentimiento, y la comprensión en ello lo da.
Esperar...
Es la espera de este momento, descubriendo y sabiendo,
Qué paso dar, y seguir dándolos, la vida se basa en cada movimiento qué ejercemos.
Apuntando, gestionando, a aprender, para darlos bien, nunca mejor, de ello depende lo próximo.
Una vez pasado por lo pasado. Después de tantos años...
Aprendido.
Por sobre todo nuestro amor propio, ha amarnos, no permitiendo qué nos dañen.
Realzar nuestra fuerza interior. Con conciencia y evolucionando, estamos en tiempo de hacerlo.
O ahora, o síno quién sabe para cuándo....
Muchas bendiciones a todos.
Dios en nosotros y nosotros con Él.
Nos da una oportunidad. Nunca ofrecida tan clara.
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