Cuándo estamos frente a alguien, estemos en una relación del tipo qué sea o sin tenerla, en la cual éste no tiene el más mínimo interés de respetarnos, de no perjudicarnos conscientemente o sin tener conocimiento de lo qué supone, o simplemente no le importa, entonces, estamos perdidos, porqué sino nos amamos lo suficiente o no lo diagnosticamos a tiempo, nos puede dañar de por vida, dependiendo del tiempo o de lo qué suceda. Ni qué decir tiene qué dentro de la sabiduría qué nos pueda corresponder, poner limites, aprender a hacerlo comenzando con un trabajo interno para conseguirlo sólo nos atañe a nosotros y de nuestro interés de mejorarnos cómo ser, poniéndonos a ello. Nunca es tarde.
Hay quienes aman al otro por encima de sí mismos, y otros qué se aman extremadamente hasta el punto de no tener en cuenta al prójimo sobrepasando incluso limites dañinos hacia estos, encontrar un termino medio para no perjudicar ni ser dañado, ya qué ello pasa siempre factura por uno y por otro bando, es un trabajo propio espiritual y emocional siendo conscientes de lo necesario para evolucionar correctamente qué puede durar toda una vida, incluso aún haciéndolo, ni en esta se armoniza, transmuta, sana lo necesario, teniendo repercusiones ilimitadas en el Ser.
Aún parezca mucho superado, mucho aprendido y insertado en nosotros siempre hay mucho por mejorar, y más en está vida, a no ser qué se sea un maestro espiritual sumamente elevado o un Ángel cuyo fin aquí es enseñar y dejar una enseñanza para la humanidad o para el entorno en el cuál se desenvuelve en un servicio aquí en la tierra, junto a otros.
El Ser es cómo un disco duro, sólo qué no lo es, es frágil, sensible, y etérico, en el cuál cualquier emoción o situación queda memorizada, las positivas son del rango positivo, y lo contrario de igual forma a estas -, movilizando e integrando diferentes energías, Luz y oscuridad, cada una de ellas tiene repercusiones diferentes.
La conciencia, la concienciación supera al interno inconsciente.
por Montse Cobas T.
Comentarios