Cuándo estrechamos lazos es cuándo de verdad conocemos, sí hemos hecho bien o no, y con ello habremos de vivir hasta qué obremos una solución, sí se requiriera. En ese momento, es cuándo un estallido se obra en nosotros ante la nueva realidad, incomoda en ocasiones, muchas veces inimaginable, aunque a veces la hubiéramos percibido o intuido o sabido. Sucumbiendo un remolino de emociones en nosotros, sabiendo y sin saber qué hacer, pudiéndonos llevar por alguna de ellas qué son las qué marcan el desenlace. Un desenlace qué puede influir a muchos sin querer o queriendo, es cuándo nos damos cuenta de lo realizado en nuestra vida, de decisiones o no tomadas qué nos han llevado a ese conocimiento qué se integra en nuestra vida, teniendo qué accionar para un nuevo comienzo otra realidad diferente qué nos encontraremos, para bien o no tan bien en apariencia, es cuándo no pudimos elegir o lo hicimos mal, y ahí de vuelta nos ubicamos, con nuestro yo personal, desarraigando emociones y se