EL DESÁNIMO. En la vida nos ponemos cometidos, queremos hacer, buscar... y muchas veces es necesario asimilar. Que sin voluntad y fuerza nada se puede lograr. Insistimos en nuestro logro. Una vez tras otra, como el agua flota la piedra a la orilla de la mar. La toca pero no queda. Y somos constantes, sabemos que a la primera no se consigue el deseo. Miramos formas y cambiamos, y volvemos hacerlo. Y seguimos sin cansancio ni desespero. Sin poder evitar el desánimo aparece, no sabemos cómo ni cuando, aunque nos digamos que pronto llegara nuestro beneficio. No nos cansamos, perseguimos y hacemos por conseguir. Usamos el ánimo. Más algunos proseguimos y seguimos, nos cuesta y no nos desalentamos, nos exigimos y buscamos, siempre vemos lo bueno y algo nuevo. El matiz es la constancia, la fuerza y el arraigo, nos miran con rareza, pero somos iguales, solo que con otra mira. El amilanar sólo de perfil, avanzando en
Entra en un mundo real. La otra realidad.