En un pueblo de la provincia de Lugo, vivían, cuatro familias, las cuales entre todas tenían cuatro hijos, con edades comprendidas entre 13-16 años, era verano, el tiempo era bastante agradable, de día calor y por las mañanas y noches, hacia una temperatura, que invitaba a colocarse una manga o incluso dos. Si estaba nublado entonces, incluso más.
El colegio ya había terminado y pasaban los días ayudando en lo que podían a sus padres en las tareas del campo y del ganado, juntándose por las tardes para jugar en la piscina de la casa de José.
José era el mayor de los cuatro, le acompañaban Sara, Yolanda y Jesús, se juntaban en casa de esté, dedicando el tiempo que tenían a bañarse en la piscina o a ir de prado en prado, para jugar al escondite.La parcela en la que les gustaba esconderse más, era propiedad del tío de Sara, era grande, con grandes árboles y mucha vegetación, zarzas, helechos, que le permitían esconderse perfectamente, habiendo también grandes piedras, disfrutando al saltar encima de ellas. Había en la entrada de esta, una pequeña casita que la dedicaban para guardar los cereales cosechados y parte de la maquinaría, siendo uno de los sitios preferidos para esconderse.
Se le añadía a la diversión, las fantásticas historias y conocimientos de miedo que sabia Leandro, el primo mayor. Uniendo a estas las que había de años en el pueblo, pasando de generación en generación de unas familias a otras.
"Por fin llego la primera semana de julio".Estaban todos juntos ese día en casa de Jesús, jugaban a un juego del ordenador, escuchando de repente el claxon de un vehículo. Salieron corriendo, pues imaginaron que la totalidad del grupo había llegado, ni tan siquiera se acordaron de apagar o parar esté.
Se saludaron, se dieran un beso, con vergüenza adolescente.
Los unos y los otros se encontraban muy cambiados.
David, se quedo asombrado de ver, lo que habían crecido los amigos y prima del pueblo.
"Uf" que grandes estáis, balbuceo.
Tu también contesto, Yolanda.
"Que va, pero si tengo que levantar el cuello para poder veros", "el año pasado, no hacía falta".Se dirigieron a la cocina, estaba la puerta cerrada, intentaron abrirla, pero no podían, era como si alguien la estuviera sujetando desde el otro lado.
Mama abre, queremos entrar, dijo Jesús.No contesto nadie, no pudiendo abrir la puerta, volvió a alzar la voz, esta vez más fuerte.
"Mama, vale ya". Están aquí mis amigos y queremos merendar algo. ¡Abre!Esta vez sí que contesto su madre pero desde el cuarto de arriba.
¡Bueno, merendar!, hay cosas en la nevera.
Todos se giraron hacia las escaleras dirigiéndose Jesús hacia ellas.
Los demás le siguieron.
Mama, ¿quién está en la cocina?Oyendo en ese momento como la puerta se abría sola.Los demás le siguieron.
Yolanda, que fue la primera en oírla y la última de las escaleras, se dirigió corriendo hacia la puerta, para ver quién era el que estaba jugando.
Cuál fue su sorpresa, cuando en principio, desde la entrada de la puerta no vio a nadie, miro debajo de la mesa, los demás que la siguieron, miraron detrás de la puerta, debajo del fregadero...
Allí no había nadie.
Se miraron todos perplejos. Sin decir nada.
Entrando, en ese preciso instante la madre por la puerta.
Pero vamos a ver, darme un beso, que grandes estáis, ¿cómo ha ido el viaje?
Pero vamos a ver, darme un beso, que grandes estáis, ¿cómo ha ido el viaje?
Bueno Jesús, ¿no pones la merienda a tus amigos?
Si, a eso íbamos, pero sabes si le pasa algo a la puerta.
Si, a eso íbamos, pero sabes si le pasa algo a la puerta.
¿Qué le va a pasar? contesto la madre.
Bueno es que no se podía abrir.
¡Le habréis dado mal a la maneta de la puerta!.
No, es que no se podía...contesto Sara.
Bueno, a lo mejor es que se ha quedado encallada, dijo la madre.
¡Ha!, pues puede ser. Suspiraron todos convencidos.
Todos menos Jesús, quedándose pensativo en lo que había sucedido.
La madre preparo la merienda de los chicos, estaba frente a la puerta, observando una sombra en el pasillo, la cual paso muy ligera.
¿Antonio, ya has venido?, pregunto la madre. Girándose todos para ver al padre de Jesús.Pero no, allí no había nadie. La madre salió, para decirle, que ya habían venido los chicos, pero no lo encontró.
¡Qué raro, me pareció que alguien paso por el pasillo! Comento hacia los niños.¡Vaya parece que la vista, me está engañando! tendré que ir al oftalmólogo.
Los niños, se sonrieron ante el comentario de la madre de Jesús.
Esta les invito a que ese día se quedaran a dormir, a lo que aceptaron encantados, todos menos David, diciéndole a su hermano Antonio,
Antonio, es el primer día, los abuelos, se van a molestar.No, creo, ahora los llamaré para preguntarles.
¿Bueno, no sería mejor que hoy lo pasáramos con ellos?, prosiguió David, con cara asustadiza.
Bueno, bueno, contesto Yolanda, no me digas que tienes miedo, con los que somos, venga, que nos lo pasaremos muy bien, tenemos días de sobra para estar con los abuelos.
David, miro a Yolanda y Antonio y ante la persistencia se quedo callado. Su hermano llamo a los abuelos y Yolanda a sus padres, permitiéndoles quedarse.Contentos, todos saltaron de emoción.
Una vez hubieron cenado, subieron a las habitaciones que la madre de Jesús les había dispuesto, las chicas a un lado y los chicos a otro, juntándose en una sala pequeña que había en medio.Se sentaron en los sofás que había en esta y empezaron a hablar de temas de misterio recordando lo que les había pasado por la tarde.
Leandro, les empezó a contar un caso que le había explicado un amigo suyo, algo mayor que él.
Era una experiencia que este amigo junto a unos compañeros de clase suyos, habían realizado hacia un par de años en un cementerio.
-Decidieron ir al cementerio que había en las afueras de Madrid, con solo un utensilio, para realizar la prueba, de la cual habían oído tanto hablar. Llevaban un casete con una cinta en la cual, preguntaban, si había alguien en el cementerio.
Estuvieron cerca de una hora, aún no llegaba, con el magnetófono puesto, no aguantando más, decidieron dar la cinta marcha atrás para ver si se había grabado algo.
Era una noche de luna, pero está se acababa de tapar, volviéndose oscura y fría. Con un poco de repelús por ambos motivos, le dieron al botón para que la cinta volviera al inicio, en ese preciso momento, alguien empezó a tirarles piedras o eso pensaron ellos, levantándose un viento estremecedor por los motivos de como se movía esté.
Se quedaron paralizados, no pudiendo actuar en el momento, por el terror que sentían.
El amigo de Leandro, salió golpeado en la cabeza por una de ellas, lo que le hizo reaccionar para salir corriendo, siguiéndole sus amigos, al tiempo que escucharon, "Fuera, dejarnos descansar en paz", lo que les dio pie, a correr todavía más deprisa, tanto, que se golpeaban con los pies el trasero.
A la salida del cementerio, se cerraron las vergas con fuerza, acordándose de que se habían olvidado el magnetófono.
No les hizo falta pensar mucho, pues por encima de las rejas, salió disparado esté.
Temblando de miedo, lo recogieron con rapidez, dirigiéndose a sus casas.
El casete, estaba roto, pero la cinta estaba intacta.
Al día siguiente, la escucharon en otro magnetófono y cuál fue su sorpresa, que escucharon, unas voces en el vacío, pero nítidas, que decían, "SÍ... IROS, MARCHAROS... DEJARNOS DESCANSAR EN PAZ" y así en toda la cinta.
Los muchachos, que estaban escuchando con atención, se habían agrupado en un solo sofá.
David, se había colocado en el centro de todos, achuchado por todos ellos, en un ambiente sobrecogedor se sobresaltaron, al ver como un libro de la estantería había saltado de está.
Se quedarán temblando, mirando el libro, el cual se empezó a abrir por todas las páginas, quedándose en una, que hablaba sobre un cementerio de Madrid.
Leandro, al ser el mayor, se levanto, mirando para todos los lados, pero sin quitar ojo al libro.
Lo cogió, y lo volvió a la estantería.
Decidieron, no hablar más del tema, pues, con lo hablado, y lo acontecido ya tenían más que suficiente.
Como ninguno estaba muy tranquilo, con la sensación de miedo en el cuerpo, decidieron acostarse todos en una misma habitación, siendo la elegida la de las chicas, era más grande y espaciosa. Dejaron una luz pequeña abierta, pero esa noche, casi no pudieron dormir, pues escucharon toda la noche, ruidos en la habitación de al lado, escuchando un golpe en medio de la noche en la pared, lo cual, no se dignaron a ver lo que había sido, decidieron dejarlo tal cual.
Lo poco que durmieron, lo hicieron muy juntos, espalda contra espalda, y cara contra cara, no perdiendo la visión de toda la habitación.
Se levantaron temprano, deseando salir de casa de Jesús.Dirigiéndose todos a casa de Yolanda, no sin antes, llamarles la atención la madre de esté, diciéndoles, que no se iban a quedar a dormir otro día, pues, habían realizado mucho ruido.
Se miraron todos, le pidieran disculpas y se marcharon.
Ya en casa de Yolanda, estuvieron hablando de lo que había sucedido, con una sensación extraña.
Comieron y se fueron por la tarde a la parcela del tío de Sara, deseosos de empezar a jugar y de olvidar el día y noche anterior.
Corrieron y observaron todo el terreno, sentándose a merendar un rato, hablando de los acontecimientos en el colegio durante el año.
Ya a última hora de la tarde, antes de irse cada uno a casa, decidieron jugar al escondite. Se lo pasaban muy bien escogiendo los sitios más guardados, donde no se les podían ver, se escondieron hasta dentro de los paquetes de paja que habían dentro de la casa pequeña, saliendo todos ellos con picores por todo el cuerpo del polvillo de esta y recubiertos de paja por todos sitios, imaginaros...
En la última tanda del juego, se escondieron la mayoría al fondo de la parcela, ya no había sol y los árboles, no dejaban entrar la poca luminosidad que había.
En un instante del juego, ya anocheciendo, Sara se quedo mirando entre los árboles, le acompañaba David, el cual al observar que miraba fijamente, le pregunto en voz baja,
¿Has visto a alguien? ¿A quién? dímelo, ¿lo hacemos parar?
"SSSS calla" he visto un resplandor, allí al fondo, alguien debe andar con una linterna o algo que de más luz. Comento Sara.
¿Qué?, ¿qué es un resplandor?
Por detrás de ellos, escucharon el sonido de las hojas al pisarlas, girándose a la vez.
"Te he visto"
Corriendo todos a picar al árbol, que habían puesto como meta.
Allí llegaron uno detrás de otro, Sara, José, Yolanda, Jesús y David el último.
Esperadme, no me dejéis detrás, decía David en voz alta, con tono asustado.
Faltaba Antonio, saliendo al ver que era el ganador.
La voz de Yolanda, les llamo la atención,
¿Habéis visto la luz que sobre sale del fondo de la parcela?
Mirar allí entre los árboles.
Yolanda, siguio diciendo, si entre los árboles, debe haber alguien, hay una luz, yo la vi antes.
Bueno, es más que una luz, se ve un resplandor muy grande.
¿No será que se está originando un fuego? prosiguió Leandro, dirigiéndose hacia el fondo.
David a regañadientes los acompaño, diciéndoles a todos que era mejor irse a casa y decírselo a los mayores.
¡Vamos a ver y nos vamos! dijo José
Prosiguieron caminando, hasta llegar al centro del terreno, visualizando un resplandor muy grande, brillante en el que parecía haber en el centro de esté, una mujer.
Se quedaron atónitos, no era una mujer de carne y hueso, era una imagen blanca, con túnica azul, la cual les sonreía, estuvieron unos instantes observándola, paralizados.
Los pies de la Virgen, que es lo que ellos dedujeron, estaban posados en piedras redondeadas que brillaban.
Debajo, salía un riego de agua, que antes no había.
Después de estar unos minutos visualizándola, está desapareció poco a poco.
Se fueron acercando, para ver el sitio, donde esta se mantuvo posada.
Jesús cogió una de las piedras, observaron el manantial que había surgido debajo de estas, era limpio, abundante y de una temperatura agradable al tacto, bajando por el terrero hacia abajo, buscando una salida.
Dispusieron marcharse a casa, Jesús con la piedra en la mano y todos con una sensación de paz y relajación asombrosa.
Cada uno se fue a su casa, con la idea en la cabeza, de contar lo que habían visto, no podía, haber duda de ello, pues la prueba , era el manantial que había surgido en el lugar.
Jesús llego a su casa e hizo la intención de entrar a ella, pero un viento espantoso se levanto en ese momento, impidiéndole, entrar. Algo le sujetaba, no sabía que era, no podía entrar.
A su mente, le sobrevino, un mensaje
¡Coge la piedra con las dos manos, piensa en mí! pon la delante de tu pecho, ves adentrándote hacia tu casa, adelante pasa, no tengas miedo...
Jesús hizo exactamente lo que de su mente surgía, pasando sin esfuerzo hacia su casa. Una vez dentro, escucho una voz, fuerte y serena que decía"VETE al lugar donde debes estar"
En ese momento, una gran masa oscura, con gran fuerza, salió por la puerta, pasando cerca de él.
Quedándose, paralizado al ver, la energía que se difumino al salir fuera, desapareciendo.
Volviendo a escuchar. "YA SE FUE" "VES TRANQUILO"
La madre, en esos momentos, bajaba por las escaleras, preguntándole.
En la última tanda del juego, se escondieron la mayoría al fondo de la parcela, ya no había sol y los árboles, no dejaban entrar la poca luminosidad que había.
En un instante del juego, ya anocheciendo, Sara se quedo mirando entre los árboles, le acompañaba David, el cual al observar que miraba fijamente, le pregunto en voz baja,
¿Has visto a alguien? ¿A quién? dímelo, ¿lo hacemos parar?
"SSSS calla" he visto un resplandor, allí al fondo, alguien debe andar con una linterna o algo que de más luz. Comento Sara.
¿Qué?, ¿qué es un resplandor?
Por detrás de ellos, escucharon el sonido de las hojas al pisarlas, girándose a la vez.
"Te he visto"
Corriendo todos a picar al árbol, que habían puesto como meta.
Allí llegaron uno detrás de otro, Sara, José, Yolanda, Jesús y David el último.
Esperadme, no me dejéis detrás, decía David en voz alta, con tono asustado.
Faltaba Antonio, saliendo al ver que era el ganador.
La voz de Yolanda, les llamo la atención,
¿Habéis visto la luz que sobre sale del fondo de la parcela?
Mirar allí entre los árboles.
Yolanda, siguio diciendo, si entre los árboles, debe haber alguien, hay una luz, yo la vi antes.
Bueno, es más que una luz, se ve un resplandor muy grande.
¿No será que se está originando un fuego? prosiguió Leandro, dirigiéndose hacia el fondo.
David a regañadientes los acompaño, diciéndoles a todos que era mejor irse a casa y decírselo a los mayores.
¡Vamos a ver y nos vamos! dijo José
Prosiguieron caminando, hasta llegar al centro del terreno, visualizando un resplandor muy grande, brillante en el que parecía haber en el centro de esté, una mujer.
Se quedaron atónitos, no era una mujer de carne y hueso, era una imagen blanca, con túnica azul, la cual les sonreía, estuvieron unos instantes observándola, paralizados.
Los pies de la Virgen, que es lo que ellos dedujeron, estaban posados en piedras redondeadas que brillaban.
Debajo, salía un riego de agua, que antes no había.
Después de estar unos minutos visualizándola, está desapareció poco a poco.
Se fueron acercando, para ver el sitio, donde esta se mantuvo posada.
Jesús cogió una de las piedras, observaron el manantial que había surgido debajo de estas, era limpio, abundante y de una temperatura agradable al tacto, bajando por el terrero hacia abajo, buscando una salida.
Dispusieron marcharse a casa, Jesús con la piedra en la mano y todos con una sensación de paz y relajación asombrosa.
Cada uno se fue a su casa, con la idea en la cabeza, de contar lo que habían visto, no podía, haber duda de ello, pues la prueba , era el manantial que había surgido en el lugar.
Jesús llego a su casa e hizo la intención de entrar a ella, pero un viento espantoso se levanto en ese momento, impidiéndole, entrar. Algo le sujetaba, no sabía que era, no podía entrar.
A su mente, le sobrevino, un mensaje
¡Coge la piedra con las dos manos, piensa en mí! pon la delante de tu pecho, ves adentrándote hacia tu casa, adelante pasa, no tengas miedo...
Jesús hizo exactamente lo que de su mente surgía, pasando sin esfuerzo hacia su casa. Una vez dentro, escucho una voz, fuerte y serena que decía"VETE al lugar donde debes estar"
En ese momento, una gran masa oscura, con gran fuerza, salió por la puerta, pasando cerca de él.
Quedándose, paralizado al ver, la energía que se difumino al salir fuera, desapareciendo.
Volviendo a escuchar. "YA SE FUE" "VES TRANQUILO"
La madre, en esos momentos, bajaba por las escaleras, preguntándole.
¿Quién te ha dicho, ves tranquilo?
¿Por qué?, ¿Qué pasa?
"Mama, mañana, te cuento".¿Por qué?, ¿Qué pasa?
LUNA SERENA.maricmasi.
http://www.ikerjimenez.com/reportajes/palaciodelinares/index.htm
http://www.hispamap.net/informes/psicofonias.htm
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