Capitulos anteriores...
http://maricmasi.blogspot.com/2010/05/narracion-encuentro-con-un-ser.html
Su madre estaba entretenida con la visión exterior y no se percato del tono de voz de su hija.
Enseguida llegaron, aparcaron y se dispusieron a bajar.
Alma, no abrió la puerta del coche.
Su padre se la abrió. Comentando.
Venga vamos a coger sitio, que luego no va a haber donde sentarnos. Quiero comer en una mesa, tranquilos y bien.
Alma no terminaba de obtener el resultado de costumbre de su tratamiento. Estaba muy inquieta. El hecho de pensar en entrar en el restaurante le creaba una angustia enorme.
Salió torpe hacia la acera.
Miraba totalmente tensa la puerta de entrada. Su padre iba delante y su madre en ese momento la cogió del brazo, sin percatarse en el rostro de su hija.
Cuando llegaron a la puerta, Alma observo una gran barrera delante de ella. Miro hacia dentro como buscando la causa. Se dijo a sí misma… No hay motivo para tener miedo, estoy mejor, es solo una situación nueva, nada más. Mis padres están cerca. Nada me puede pasar. No me va a pasar nada…Insistía.
Así que se dispuso a entrar...
Una vez hubo entrado se quedo parada en medio del bar. Su madre que iba agarrada a ella. Le pregunto,
¿Qué es lo que ocurre? ¿Recuerdas algo?
No, simplemente estoy muy nerviosa y no sé por qué.
Bueno es normal, date cuenta que estás dando pequeños pasos, y eso quizás este moviendo tu estado emocional.
De no salir prácticamente de casa a empezar una vida normal, hay mucho Alma. Aclaro su madre.
Pero Alma, la escucho a medias, pues su intranquilidad no la dejaba escuchar atentamente. Había algo que la mantenía intranquila y no sabía que era. Aún así, avanzo temblorosa hacia donde se había sentado su padre.
De pronto, se escucho un estruendo.
Provenía de la barra. Todos los presentes dirigieron la mirada hacia el origen del ruido, buscando el porqué de lo sucedido.
Juan el camarero, había tropezado con las cajas que contenían los recipientes de las bebidas. Haciendo que parte de ellas cayeran al suelo, con la consiguiente rotura de la mayoría de los envases.
En el incidente Juan no pudo evitar caer al suelo, con tan mala fortuna que ante el intento de salvaguardar el golpe, puso la mano encima de los cristales rotos. Haciéndose una herida en la palma de esta.
Sus compañeros y su jefe se acercaron a él para ver si la caída le había originado algún daño de consideración. Observando que de la mano surgía mucha sangre.
La herida era bastante profunda. Viendo que probablemente tendrían que ponerle puntos de sutura.
Así que el jefe pidió a un compañero de trabajo, que acompañara a Juan al centro de asistencia médica más próximo.
Juan antes de salir, observo de reojo a Alma. Ella, estaba junto con toda la gente presente, mirando lo sucedido.
Lo que nadie se imaginaba es que el origen de la caída de Juan, había sido el hecho de haberla visto entrar. La sorpresa y el nerviosismo que le produjo, hizo que no se fijara en lo que tenía delante, tropezando con las cajas.
Juan, agilizo el paso, pues quería ser visto lo menos posible por Alma. Girando su rostro en dirección contraria de donde estaba sentada, salió rápidamente del restaurante dirección al ambulatorio.
Después que Juan saliera del local, todo volvió a la normalidad. Los empleados recogieron los vidrios, prosiguiendo con su trabajo.
Lo acontecido relajo a Alma, o eso le pareció a ella. Haciendo que la comida fuera tranquila y reposada.
Una vez hubieron acabado, se dispusieron a pagar.
El jefe del local al conocer a Alma la saludo, devolviéndole está el saludo. Más que nada, por cortesía, ya que no lo recordaba.
Los padres y Alma una vez hubieron salido del restaurante dieron una vuelta por los alrededores. Alma se había relajado mucho, disfrutando del paseo.
Los padres se dieron cuenta de que estaban cerca del piso de alquiler de Alma, decidiendo ir a ver como estaba. A la vez, recogerían libros y apuntes para repasar.
Alma conforme se iba acercando a la portería, se iba encontrando cada vez más nerviosa. No entendía los cambios que le sobrevenían. Incluso a la entrada de esta, sintió una opresión en el pecho. Tenía ganas de llorar. Quería dar un paso hacia dentro de la portería pero algo se lo impedía.
¿Qué me pasa? Se Preguntaba.
Sus padres ya dentro, observaron a Alma en la entrada. Estaba parada, totalmente en tensión.
Alma no pudo evitar las lágrimas. Estaba con un cuadro de angustia bastante fuerte.
Sus padres se dirigieron enseguida hacia ella.
¿Qué ocurre Alma? Pregunto su madre.
Su padre sin saber qué hacer, la observaba en silencio. Con un gesto de cariño agarró los hombros de Alma en señal de protección.
No sabía qué hacer. Se sentía impotente ante el torbellino de emociones que abrumaban a su hija.
Carla sin embargo, agarro a su hija en un abrazo eterno, le dio un beso y le dijo.
Tranquila, todo pasara. No es necesario que subas, papa subirá y vera lo que hay. Cojera lo que te pueda servir para estudiar, tranquila.
Alma ante la actitud de sus padres, se sintió protegida y entendida. Eso le dio fuerzas y comunico a sus padres que subirían todos.
Sus padres la miraban.
¡No es necesario! ¡Si ves que no puedes, no pasa nada! Subimos uno de los dos y ya veremos lo que bajamos. Seguro que lo que sea te servirá de algo. Afirmo el padre.
No, papa. Quiero subir.
Ha sido aquí a la entrada, que me he sentido fatal. ¡No sé que me ocurre!
Tras un instante de coger fuerza y respirando hondo dijo a sus padres,
Ya estoy algo mejor. ¡Vamos!.
Ninguno de los tres sabía que allí, era donde había empezado el suplicio de Alma.
Bueno, el subconsciente de Alma sí. Pero ella, todavía no estaba preparada para descifrar los mensajes que su cuerpo le daba.
Una vez hubieron subido, encontraron el apartamento todo revuelto. La policía había estado investigando posibles señales de lo ocurrido y nadie había vuelto a él hasta ese momento.
Mientras que buscaban libros y apuntes que pudieran ayudar a repasar a Alma, iban ordenando un poco las habitaciones, pasando el tiempo muy rápido.
Mientras iban realizando la tarea, Alma se fue tranquilizando. Hasta tal punto que supuso un entretenimiento para ella, olvidándose del día que había tenido.
Una vez hubieron terminado bajaron las escaleras rápido, sobre todo Alma. Le inquietaba la sensación que tenía ante el hecho de pensar que tenía que salir a la calle.
Va, vámonos, apresuro a sus padres.
Una vez hubo bajado, espero a sus padres antes de bajar el último rellano, no quería salir sola.
Juntos salieron fuera. Los tres en sus regazos portaban bultos de libretas y libros.
Alma apresuro el paso en compañía de sus padres, quería salir lo antes posible de allí. No le gustaba lo que sentía. En su interior se adueñaba la inquietud.
Conforme se iba alejando y cuanto más cerca estaba del coche, más tranquila se sentía.
Sus padres iban a la vez acelerados, pues Alma los llevaba prácticamente al troten.
Una vez hubieron llegado al coche, guardaron los libros en el maletero y se dispusieron a volver a casa. Alma estaba deseosa.
Al entrar al coche sintió un profundo alivio.
De camino a casa, recordaba el día que había pasado cargado de emociones y de sensaciones para ella totalmente inexplicables.
Dejándole una mala sensación. maricmasi.
CONTINUARA...
LUNA SERENA.
http://maricmasi.blogspot.com/2010/05/narracion-encuentro-con-un-ser.html
Su madre estaba entretenida con la visión exterior y no se percato del tono de voz de su hija.
Enseguida llegaron, aparcaron y se dispusieron a bajar.
Alma, no abrió la puerta del coche.
Su padre se la abrió. Comentando.
Venga vamos a coger sitio, que luego no va a haber donde sentarnos. Quiero comer en una mesa, tranquilos y bien.
Alma no terminaba de obtener el resultado de costumbre de su tratamiento. Estaba muy inquieta. El hecho de pensar en entrar en el restaurante le creaba una angustia enorme.
Salió torpe hacia la acera.
Miraba totalmente tensa la puerta de entrada. Su padre iba delante y su madre en ese momento la cogió del brazo, sin percatarse en el rostro de su hija.
Cuando llegaron a la puerta, Alma observo una gran barrera delante de ella. Miro hacia dentro como buscando la causa. Se dijo a sí misma… No hay motivo para tener miedo, estoy mejor, es solo una situación nueva, nada más. Mis padres están cerca. Nada me puede pasar. No me va a pasar nada…Insistía.
Así que se dispuso a entrar...
Una vez hubo entrado se quedo parada en medio del bar. Su madre que iba agarrada a ella. Le pregunto,
¿Qué es lo que ocurre? ¿Recuerdas algo?
No, simplemente estoy muy nerviosa y no sé por qué.
Bueno es normal, date cuenta que estás dando pequeños pasos, y eso quizás este moviendo tu estado emocional.
De no salir prácticamente de casa a empezar una vida normal, hay mucho Alma. Aclaro su madre.
Pero Alma, la escucho a medias, pues su intranquilidad no la dejaba escuchar atentamente. Había algo que la mantenía intranquila y no sabía que era. Aún así, avanzo temblorosa hacia donde se había sentado su padre.
De pronto, se escucho un estruendo.
Provenía de la barra. Todos los presentes dirigieron la mirada hacia el origen del ruido, buscando el porqué de lo sucedido.
Juan el camarero, había tropezado con las cajas que contenían los recipientes de las bebidas. Haciendo que parte de ellas cayeran al suelo, con la consiguiente rotura de la mayoría de los envases.
En el incidente Juan no pudo evitar caer al suelo, con tan mala fortuna que ante el intento de salvaguardar el golpe, puso la mano encima de los cristales rotos. Haciéndose una herida en la palma de esta.
Sus compañeros y su jefe se acercaron a él para ver si la caída le había originado algún daño de consideración. Observando que de la mano surgía mucha sangre.
La herida era bastante profunda. Viendo que probablemente tendrían que ponerle puntos de sutura.
Así que el jefe pidió a un compañero de trabajo, que acompañara a Juan al centro de asistencia médica más próximo.
Juan antes de salir, observo de reojo a Alma. Ella, estaba junto con toda la gente presente, mirando lo sucedido.
Lo que nadie se imaginaba es que el origen de la caída de Juan, había sido el hecho de haberla visto entrar. La sorpresa y el nerviosismo que le produjo, hizo que no se fijara en lo que tenía delante, tropezando con las cajas.
Juan, agilizo el paso, pues quería ser visto lo menos posible por Alma. Girando su rostro en dirección contraria de donde estaba sentada, salió rápidamente del restaurante dirección al ambulatorio.
Después que Juan saliera del local, todo volvió a la normalidad. Los empleados recogieron los vidrios, prosiguiendo con su trabajo.
Lo acontecido relajo a Alma, o eso le pareció a ella. Haciendo que la comida fuera tranquila y reposada.
Una vez hubieron acabado, se dispusieron a pagar.
El jefe del local al conocer a Alma la saludo, devolviéndole está el saludo. Más que nada, por cortesía, ya que no lo recordaba.
Los padres y Alma una vez hubieron salido del restaurante dieron una vuelta por los alrededores. Alma se había relajado mucho, disfrutando del paseo.
Los padres se dieron cuenta de que estaban cerca del piso de alquiler de Alma, decidiendo ir a ver como estaba. A la vez, recogerían libros y apuntes para repasar.
Alma conforme se iba acercando a la portería, se iba encontrando cada vez más nerviosa. No entendía los cambios que le sobrevenían. Incluso a la entrada de esta, sintió una opresión en el pecho. Tenía ganas de llorar. Quería dar un paso hacia dentro de la portería pero algo se lo impedía.
¿Qué me pasa? Se Preguntaba.
Sus padres ya dentro, observaron a Alma en la entrada. Estaba parada, totalmente en tensión.
Alma no pudo evitar las lágrimas. Estaba con un cuadro de angustia bastante fuerte.
Sus padres se dirigieron enseguida hacia ella.
¿Qué ocurre Alma? Pregunto su madre.
Su padre sin saber qué hacer, la observaba en silencio. Con un gesto de cariño agarró los hombros de Alma en señal de protección.
No sabía qué hacer. Se sentía impotente ante el torbellino de emociones que abrumaban a su hija.
Carla sin embargo, agarro a su hija en un abrazo eterno, le dio un beso y le dijo.
Tranquila, todo pasara. No es necesario que subas, papa subirá y vera lo que hay. Cojera lo que te pueda servir para estudiar, tranquila.
Alma ante la actitud de sus padres, se sintió protegida y entendida. Eso le dio fuerzas y comunico a sus padres que subirían todos.
Sus padres la miraban.
¡No es necesario! ¡Si ves que no puedes, no pasa nada! Subimos uno de los dos y ya veremos lo que bajamos. Seguro que lo que sea te servirá de algo. Afirmo el padre.
No, papa. Quiero subir.
Ha sido aquí a la entrada, que me he sentido fatal. ¡No sé que me ocurre!
Tras un instante de coger fuerza y respirando hondo dijo a sus padres,
Ya estoy algo mejor. ¡Vamos!.
Ninguno de los tres sabía que allí, era donde había empezado el suplicio de Alma.
Bueno, el subconsciente de Alma sí. Pero ella, todavía no estaba preparada para descifrar los mensajes que su cuerpo le daba.
Una vez hubieron subido, encontraron el apartamento todo revuelto. La policía había estado investigando posibles señales de lo ocurrido y nadie había vuelto a él hasta ese momento.
Mientras que buscaban libros y apuntes que pudieran ayudar a repasar a Alma, iban ordenando un poco las habitaciones, pasando el tiempo muy rápido.
Mientras iban realizando la tarea, Alma se fue tranquilizando. Hasta tal punto que supuso un entretenimiento para ella, olvidándose del día que había tenido.
Una vez hubieron terminado bajaron las escaleras rápido, sobre todo Alma. Le inquietaba la sensación que tenía ante el hecho de pensar que tenía que salir a la calle.
Va, vámonos, apresuro a sus padres.
Una vez hubo bajado, espero a sus padres antes de bajar el último rellano, no quería salir sola.
Juntos salieron fuera. Los tres en sus regazos portaban bultos de libretas y libros.
Alma apresuro el paso en compañía de sus padres, quería salir lo antes posible de allí. No le gustaba lo que sentía. En su interior se adueñaba la inquietud.
Conforme se iba alejando y cuanto más cerca estaba del coche, más tranquila se sentía.
Sus padres iban a la vez acelerados, pues Alma los llevaba prácticamente al troten.
Una vez hubieron llegado al coche, guardaron los libros en el maletero y se dispusieron a volver a casa. Alma estaba deseosa.
Al entrar al coche sintió un profundo alivio.
De camino a casa, recordaba el día que había pasado cargado de emociones y de sensaciones para ella totalmente inexplicables.
Dejándole una mala sensación. maricmasi.
CONTINUARA...
LUNA SERENA.
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