CANCIÓN DE UN VIOLADOR. No hay mayor desconcierto y acierto que su canción. La canción sentida y cantada de un violador. Pensamientos y sensaciones escondidas que le engrandecen. Hasta que lo pillan en situ y así dice. Mis deseos son míos. Y la mujer mía. Aunque si me apetece un varón tampoco lo excluyo. Del poder que yo recreo y del miedo me sirvo. Lo que siento con mi logro es mi mayor triunfo. Placer desorbitado cuando sucumbo al espasmo. El mayor deleite haberlo conseguido sin permiso. Nunca me pillan, nunca hablan, yo siempre gano. Trampas y trucos, mentiras y engaños, todo para mi vale. Consigo lo que quiero, hay quien me cree, mi posición de victima me lo permite. La credulidad del que me escucha me apodera. Y yo entusiasmado, crezco por la expansión del tontaina que me traga. Caen por mi encanto y apariencia, me da fuerza. Rió y sonrió. La gente engañada y yo hago. Mi mente perversa me faculta. Nadie sabe lo que soy,
Entra en un mundo real. La otra realidad.